Peñoles, el más grande asentamiento de los tobosos

En el importante sitio arqueológico se registraron más de 21 construcciones de adobe y piedra, en un complejo de pasadizos, laberintos y cuevas

Gorki Rodríguez | El Sol de Parral

  · lunes 23 de mayo de 2022

Fotos: Gorki Rodríguez | El Sol de Parral

En un complejo de pasadizos, laberintos y cuevas, situado a una altitud de mil 604 metros sobre el nivel del mar; formado de roca ígnea volcánica, en el municipio de Villa Coronado, Peñoles, se encuentra el eslabón perdido de la civilización de nómadas cazadores recolectores de los tobosos, la última aldea ocupacional de la tribu, antes de ser esclavizada y exterminada por la llegada de los europeos, que situaron sus villas y fincas a lo largo de la rivera del río Florido, desde el municipio de Jiménez hasta Hidalgo del Parral.

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Legendarios en el manejo del arco en tiempos de cacería y defensa de su territorio, por sus penachos de ala ancha fabricados de plumas de aves de las regiones de los desiertos de los estados del norte de México, así como por su carácter aguerrido y revolucionario, la tribu de nómadas cazadores recolectores, de nombre adjudicado por los españoles, los tobosos, tuvo gran presencia en la región sur del estado de Chihuahua, desde los municipios de Jiménez, Villa López, Valle de Allende, Hidalgo del Parral y Villa Corundo, último municipio en donde se localiza el eslabón perdido de la civilización de los tobosos, la última aldea poblacional de su ocupación y las más grande de la que se tenga registro.

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Peñoles, el sitio arqueológico más grande del municipio de Villa Coronado, así como estatal y nacional respecto a la tribu de los tobosos; se ubica en la región suroeste del estado de Chihuahua, a una hora y treinta minutos de la cabecera de Villa Coronado y unas dos horas de la cabecera municipal de Jiménez, camino por el cual se accede por la rúa López-Villa Coronado, en desviación a la comunidad de Iturralde, para después tomar una brecha que conduce hasta los cerros conocidos como Peñoles, por ser de origen volcánico y carecer de vegetación, desnudos a la intemperie, quedan expuestos como si fueran enormes peñascos que forman todo tipo de figuras, pasadizos, laberintos, cuevas y refugios naturales, ideales para el hábitat humano y de la fauna local del sitio.

El importante sitio arqueológico fue documentado por vez primera, por el arqueólogo chihuahuense, Arturo Guevara Sánchez, en atención a una denuncia que se interpuso al INAH por el profesor Manuel Valdés Durán, quien refería que, el sitio de Peñoles, se encontraba lleno de vestigios arqueológicos.

Pese al reporte oportuno, no fue hasta 1998, cuando por parte del arqueólogo Guevara Sánchez, iniciaran los trabajos de prospección y estudio de la región suroeste del estado de Chihuahua, en donde se incluía al sitio arqueológico de Peñoles.

En el importante yacimiento, se registraron más de 21 construcciones de adobe y piedra, realizadas por la tribu de los tobosos para su protección y estancia en el sitio.

Por las condiciones geográficas de Peñoles, cuyas formaciones rocosas crean cuevas, pasadizos, cavernas, laberintos y refugios naturales, las construcciones que realizaron los tobosos en el sitio fueron rudimentarias, aprovechando las condiciones que brinda el terreno para así hacer sus chozas.

Así mismo, a la par que se localizaron los distintos recintos, fueron encontrados más de 14 paneles de arte rupestre, con representaciones de figuras zoomorfas [animales], antropomorfas [humanos] y figuras abstractas.

El asentamiento aparentemente corto, que duró más de diez años en el sitio de Peñoles, según Arturo Guevara Sánchez y M. Luisa Reyes Landa, fue un núcleo poblacional de filiación toboso, durante la ocupación virreinal; cuya tribu practicaba una agricultura muy rudimentaria, por los diversos objetos que se pudieron encontrar como morteros fijos y móviles, para la molienda de hierbas y semillas.

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En el mismo sitio, según las investigaciones de los arqueólogos, refieren que la primera ocupación del sitio ocurrió en la época prehispánica, antes de la llegada de los europeos; ocupación que debió ocurrir en el año 1450 d.C.

“En el sitio arqueológico se dio una segunda ocupación, esta vez de los tobosos petroagrícolas, que es la que podemos ver ahora en el sitio y que es aquella durante la cual, entre otras cosas, se utilizaron tiestos vidriados, objetos de metal y piezas de vidrio, por lo que permite situar en la época virreinal”, refieren los apuntes de Arturo Guevara Sánchez.

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En las representaciones rupestres que dejaron los tobosos, destaca la figura de jinetes a caballo, estrechando las riendas del animal, así como la presencia de sacerdotes, expresiones gráficas que revelan el cómo los exploradores europeos comenzaron a interactuar con los indígenas y posteriormente a someter y esclavizar.

Así mismo, en las paredes de roca, se localizan grabados de cruces religiosas, plasmadas por los evangelizadores en un afán de vender ideológicamente la religión a través de símbolos; “Hipotéticamente, el sitio arqueológico de peñoles debió ser abandonado cerca del 1664, y en tal caso la ocupación debió haber durado alrededor de veinte años”.

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Pese a ser uno de los sitios arqueológicos más importantes del suroeste de Chihuahua, en lo que respecta a la tribu de los tobosos, ha sido objeto de vandalización y saqueo por la acción del hombre, dañando el sitio y destruyendo innumerables muestras de vestigios.