El municipio de Parral, ubicado al sur del estado de Chihuahua, se encuentra en un área geográfica que tradicionalmente no es considerada como zona sísmica; sin embargo, a través de la historia ha quedado registro de algunos movimientos telúricos de mediana intensidad ocurridos en esta región.
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Algunos ejemplos recientes de actividad telúrica en Parral incluyen la serie de sismos ocurridos en septiembre de 2019, con intensidades en torno a los 3.5 y 4.9 grados en la escala de Richter, mismos que en su momento causaron preocupación entre los ciudadanos, que no estaban acostumbrados a este tipo de fenómenos.
Sin embargo, resulta que en una ocasión, hubo un temblor con una fuerza tal, que es recordado a casi un siglo de haberse producido, causando tal revuelo que su noticia fue conocida en todo México.
El sismo de Parral de 1928 partió la Tierra
Todo comenzó el 31 de octubre de 1928, curiosamente en el "Día de Brujas", en punto de las 22:12 de la noche, cuando gran parte de las personas estaban ya en sus camas, un repentino acontecimiento los hizo entrar en alerta.
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Tal fue la magnitud de este fenómeno que los parralenses despertaron sobresaltados, entre las sacudidas y movimientos provenientes de las entrañas mismas de la tierra.
Se cree que la ruptura simple de una falla geológica dio origen al suceso, que fue catalogado como destructivo, ante los daños que generó a las diferentes estructuras y mobiliario.
Dado que en aquellos años no se había desarrollado la escala de Richter, que mide la intensidad de la energía liberada durante un terremoto, estos fenómenos se catalogaban de acuerdo al nivel de destrucción provocada.
La escala sismológica de Mercalli permite evaluar en una escala de uno a 12 grados, la magnitud de un temblor según los daños causados, mismos que van desde el movimiento oscilante de objetos colgantes, hasta la destrucción total de edificios y construcciones, con pérdida de vidas humanas.
El sismo de 1928 se estimó con una intensidad de ocho grados en la escala de Mercalli, ocasionando daños considerables en estructuras. Su epicentro se localizó a unos 20 kilómetros de la cabecera municipal de Parral, de acuerdo a informes del Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS).
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Este temblor se sintió en un área de más de 360 mil kilómetros cuadrados, de las regiones centro y sur del estado de Chihuahua; por ello, sus efectos pudieron ser percibidos en diferentes localidades.
Poblaciones como Camargo y Meoqui se vieron afectadas, al grado de que en esta última, se escucharon sonidos subterráneos intensos y se sintieron un total de tres sismos, causando pánico en la población. Además, en este municipio se tuvieron varias afectaciones hacia la iglesia local, donde dos columnas se separaron y una de ellas terminó por caer.
En la capital del estado el movimiento telúrico se sintió a las 10:15 de la noche, con una duración de 16 segundos. Algunos de sus efectos fueron casas agrietadas, hundimientos y un pavor generalizado.
Afortunadamente, a pesar de tales circunstancias, no se tiene constancia oficial de fallecimientos, aunque sí de decenas de damnificados, quienes tuvieron que remodelar sus viviendas a punto de colapsar.
Cabe señalar, que desde aquella fecha no hay registro de terremotos fuertes en Parral o la zona sur del estado de Chihuahua; no obstante, expertos señalan que sismos de baja intensidad suelen ser frecuentes en todo el estado, pasando desapercibidos por la mayoría de la gente, aunque no por ello, se puede descartar que un fenómeno como este se vuelva a presentar en un futuro.