GIJÓN. La escritora uruguaya nacionalizada española, Carmen Posadas llegó a Gijón, para presentar, dentro de la 36ª edición de la Semana de Novela Negra Licencia para espiar, un libro que incluye dos historias vinculadas a México que cambiaron el curso de la historia: la de La Malinche con Hernán Cortés y la muerte de León Trotski, orquestada por Caridad Mercader.
Para Posadas, escritora que ha recibido premios y reconocimientos entre ellos el Premio Iberoamericano Periodismo Rey de España 2017, “el espionaje es el oficio más antiguo de la humanidad”, aunque se crea que es otro, y se ha demostrado que las mujeres lo han hecho de manera más discreta, pues “ a los hombres les gusta alardear”, y que incluso ellas tienen miras más elevadas.
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En cuanto a La Malinche, aseguró que está muy contenta porque ahora en México se está reivindicando su personaje, luego de que “durante muchos años se le estigmatizó, fue la traidora y ahora se sabe que si La Malinche colaboró con Hernán Cortés fue porque ella pertenecía a otra tribu que detestaba a los mexicas, como en efecto repudiaban todas las tribus a los mexicas. porque tenían que pagar tributo de sangre, la actuación de ella fue de espía, ella hizo de intérprete, quien le dice a Cortés cómo comportarse y él no hubiera conseguido nada de lo que logró sin ella”.
La escritora considera que en este caso, Cortés y La Malinche sí se enamoraron. “Princesas, actrices de Hollywood, La Malinche, han pasado a la historia por todas las cualidades necesarias para este oficio: ser muy valientes, muy discretas y tener una intuición femenina; son personajes que han tenido una actuación destacada en el espionaje, luego se han retirado y se han dedicado a cosas tan simples como tocar el piano o hacer tartas de manzana”.
Si hay un campo donde se ponen a prueba las llamadas “armas de una mujer” es sin duda en el de la intriga. Desde la más remota antigüedad y prácticamente en todas las culturas, siempre ha habido espías femeninas que aunaban inteligencia, valor, mano izquierda y mucho ingenio y es también el caso de Caridad Mercader, militante comunista cubana y agente del NKVD soviético, madre de Ramón Mercader, el asesino de León Trotsky en México y quien participó personalmente en la operación.
“Hay dos temas de espionaje en mi libro que sucedieron en México e implicaron una actuación femenina que de alguna manera ha cambiado el curso de la historia. Caridad Mercader entrena a su hijo para convertirlo en un asesino y además lo entrena de la manera más increíble, ellos vivieron en Francia mucho tiempo y Ramón Mercader se hizo pasar por un canadiense francófono para entrar en el ámbito más privado de Trotsky. Enamoró a la secretaria y se hacía llamar Jacques Mornard, decía que no hablaba una sola palabra de español y esa farsa la mantuvo hasta el final, hasta cometer uno de los asesinatos más célebres del siglo XX”, relató.
En cuanto a las pulsiones, Posadas hizo hincapié en que son muy distintas. “Hay aventureras, hay gente que lo hace casi por deporte, porque le parece como fascinante meterse en ese mundo por dinero, y hay mujeres grandísimas, patriotas, que entregan su vida en una cárcel como Caridad Mercader y yo siempre pienso que si Shakespeare le hubiera conocido, Lady Macbeth habría quedado como una ‘ursulina’ porque era una perversidad terrible, pensaba que estaba haciendo una gran labor a la humanidad y que el fin justifica los medios”, prosiguió.
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Licencia para espiar, libro que a su autora le encantaría presentar en México, aborda el papel que tuvieron las mujeres en el espionaje desde la antigüedad hasta el siglo pasado e incluye también a la bailarina, cortesana y espía Mata Hari, de quien dijo que su único mérito era bailar desnuda y que con el paso de los años y ver declinar su carrera, acepta ser espía en dos bandos durante la Primera Guerra Mundial.
No obstante, la escritora destacó que la personalidad de Mata Hari debía de ser imponente porque en el momento de su fusilamiento, el 15 de octubre de 1917, sólo uno de los tiradores apuntó a su cuerpo causando una rozadura. Aunque todos dispararon, no todos apuntaron a su cuerpo, por lo que fue necesario rematar la acción.