Con la llegada del 2 de noviembre, Día de Muertos en México, las calles, hogares y cementerios se llenan de ofrendas, flores de cempasúchil y velas en honor a quienes han partido. En medio de estas tradiciones, surge una leyenda que ha cautivado a muchos: la visita de los colibríes. Estas pequeñas aves, conocidas por su rápido vuelo y colorido plumaje, son vistas como algo más que un simple fenómeno natural. Para algunos, su presencia es una señal de que los seres queridos que ya no están, han regresado de una forma espiritual.
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La creencia de que los colibríes son mensajeros de los difuntos se ha transmitido de generación en generación, especialmente en regiones del sur de México donde el culto a los muertos es profundo. Según la leyenda, los colibríes actúan como portadores de mensajes del más allá, y su visita simboliza el regreso temporal de los espíritus que buscan reconectar con sus seres queridos en la tierra. ¿Pero por qué esta ave en particular? La respuesta podría estar relacionada con las características singulares del colibrí.
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Se dice que debido a la velocidad y delicadeza con la que se mueven, los colibríes son capaces de cruzar entre el mundo de los vivos y el de los muertos. Su vuelo ligero y su habilidad para detenerse en el aire han sido interpretados como señales de que no pertenecen completamente a este plano. En algunas comunidades indígenas, la creencia es más arraigada: el colibrí es visto como una manifestación directa de las almas de los difuntos, quienes encuentran en esta ave una forma de interactuar con los vivos sin causar temor.
El colibrí, venerado en la cultura prehispánica
Pero ¿de dónde viene exactamente esta leyenda? Aunque no existe un registro concreto que indique un origen claro, las culturas prehispánicas en México ya veneraban a los colibríes por su belleza y destreza. De hecho, en la mitología azteca, Huitzilopochtli, el dios de la guerra, estaba representado como un colibrí. Esta conexión entre lo divino y lo natural pudo haber dado pie a la interpretación de que estas aves tienen una relación especial con el más allá.
Durante el Día de Muertos, es común que las familias coloquen altares con fotos, comida y objetos que recuerden a sus seres queridos. En esos momentos, cuando un colibrí se acerca a los altares o incluso aparece en los jardines, muchos interpretan esta visita como una señal de que sus difuntos están cerca, apreciando las ofrendas. Aunque para algunos podría ser solo una coincidencia, para quienes creen en esta leyenda, la aparición del colibrí es un momento sagrado y emotivo.
En tiempos recientes, las redes sociales han jugado un papel importante en la difusión de historias relacionadas con colibríes y seres queridos fallecidos. Videos y fotos de estas pequeñas aves alrededor de altares o personas que están recordando a un ser querido se han vuelto virales, reforzando la idea de que los colibríes son más que simples aves. Para muchos, cada encuentro con uno de ellos durante estas fechas es una señal de esperanza y conexión espiritual.
Aunque la ciencia pueda ofrecer explicaciones lógicas sobre la presencia de los colibríes en determinadas áreas, las creencias populares siguen siendo poderosas. El simbolismo de estos animales en la cultura mexicana va más allá de lo tangible, y durante el Día de Muertos, su significado adquiere una relevancia especial. Más allá de su belleza física, los colibríes son, para muchos, recordatorios de que la vida y la muerte están intrínsecamente conectadas.
El Día de Muertos es una celebración llena de misticismo y tradición, y la leyenda de los colibríes es solo una muestra más de cómo en México se fusionan lo espiritual y lo cotidiano. La próxima vez que veas uno de estos pequeños visitantes en tu jardín o cerca de un altar, tal vez te preguntes si realmente son los espíritus de aquellos que nos han dejado.