Memorias de Chihuahua
El abastecimiento regular de agua ha sido una problemática esencial para los asentamientos humanos a lo largo del tiempo. Tal problemática no escapó a uno de los criterios para formar oficialmente el asentamiento de San Francisco de Cuellar, antecedente de Chihuahua capital. Desde entonces se han realizado intervenciones para el aprovechamiento del agua en sus diversos usos.
Nos limitaremos a señalar algunos aspectos, institucionales y sociales, que se consideran importantes para comprender la puesta en marcha de la primera red de drenaje y el inicial sistema de agua potable entubada en nuestra ciudad capital establecidos durante 1897-1906, precisamente, en el periodo de los gobernadores porfiristas. De entrada, es importante mencionar que el proyecto de entubación del agua potable y el establecimiento de una red de drenaje implicó la implementación de un plan integral de salubridad que operaba para procurar la higiene en el ámbito público y doméstico. En suma, para el establecimiento de una ciudad moderna bajo los parámetros del higienismo que eran propios de la época.
Sin embargo, durante el tramo inicial de su funcionamiento, sucedido entre los primeros nueve años de su instalación, no parece haberse extendido en la población el uso entubado del agua potable para el trato doméstico de forma generalizada, ni el sistema de desecho. Recordemos que el uso doméstico del agua en el sistema recién implementado se arrendaba o concesionaba con un costo; asimismo la instalación de llaves, medidores, tasas de baño, el uso de agua y su mantenimiento debían costearse por cada propietario de un inmueble.
Este tránsito de modelos fue un proceso relativamente lento que aún se prolongó hasta la segunda mitad del siglo XX. En efecto, aún en 1906 operaban vendedores de agua que la distribuían en “carretones” a modo de venta al menudeo y, en esa misma fecha, se pretendía imponer multas a aquellos que la comerciaran sin tomar el vital líquido de lugares autorizados, o a aquellas personas que teniendo una concesión de uso doméstico pusieran agua a la venta. Este problema señala que entre 1887-1906 no se había implementado la conexión del entubado totalmente en el ámbito doméstico a través de la red general de agua potable.
En ese mismo sentido, tampoco existía un uso extensivo de la red de drenaje con conexión a las viviendas, aunque se había dado el primer paso para instalar la red general de la ciudad. A ocho años de su establecimiento, el ayuntamiento seguía instando obligatoriamente a implantar la taza de baño inglesa en casas de los chihuahuenses, (cuyo funcionamiento es de descarga con agua similar al actual) conectada a la red de drenaje; en lugar del uso de letrinas, cloacas y pozos como depósitos de desechos humanos. Sin embargo, desde 1898 hasta 1906 había casas cercanas a las tomas de agua que todavía no estaban conectadas al sistema general de drenaje, según se menciona en reglamentos.
En suma, entre 1897-1906, el uso de agua potable y la red de drenaje en el ámbito doméstico no parecen haber estado completamente extendidos (pese al establecimiento de los sistemas generales para ello) en un Chihuahua cuya delimitación urbana se anclaba desde los límites del Paseo Bolívar al río Chuvíscar; desde el arroyo de la manteca a la calle vigesimoséptima, parte del centro actual de la ciudad.
Ahora bien, la oficina encargada del mantenimiento material de las redes de agua potable y de drenaje fue llamada “Fontanería de la Ciudad de Chihuahua”, creada en 1895. En sus primeros tres años incumbía únicamente a la administración, operación y mantenimiento material del sistema que integraba la tubería de agua potable; sin embargo, con la instalación de la red general del drenaje ésta también competió a la Fontanería.
Precisamente, su creación y la formación de la figura de un fontanero o intendente vinculado a la Tesorería del Ayuntamiento, se enfocó al mantenimiento, administración y distribución del agua en todos aquellos medios de circulación del líquido vital que incluía el acueducto virreinal, la reciente red de drenaje y alcantarillado, la red de agua potable, con las conexiones a espacio domésticos; la presa, los filtros de agua, los baños y lavaderos públicos de la ciudad de Chihuahua y el Río Chuvíscar.
La formación del drenaje y la entubación del agua, como proyectos de salubridad a través de la infraestructura, no solo se trataban sobre el tránsito material de una ciudad antigua a una nueva, virreinal a otra moderna. El interés por modificar la infraestructura de la ciudad en el ámbito público y doméstico implicó el inicio de la transformación en los hábitos, o costumbres sociales, sobre el aprovechamiento del agua y los modos de desecho largamente establecidos en la sociedad. Actividades de la vida cotidiana como lavar ropa en el Río Chuvíscar y usar letrinas, o cloacas como depósitos de desecho humano se convirtieron en foco de exterminio en los proyectos de salubridad.
En consecuencia, se buscó incentivar el tránsito de costumbres de limpieza de antiguo cuño a hábitos de la higiene moderna mediante multas y obligaciones dadas a la población. El reglamento de la Fontanería de Chihuahua de 1906, por ejemplo, aun estipulaba que “todos los propietarios cuyas casas estén situadas a menos de cincuenta metros del conector principal o de sus arterias, están obligados a hacer la conexión con el drenaje y establecerán excusados ingleses”.
En ese mismo sentido se asentaba que: “los propietarios mandarán cegar las cloacas o pozos actuales de depósitos de materias fecales”. Asimismo, quedó “prohibido lavar ropa u otros objetos en el río desde el punto en donde está colocada la bomba municipal, hasta los Ojos del Chuviscar”.
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