Hace 391 años se funda el Real de Minas de San José del Parral

Parral es una comunidad histórica con profundo arraigo en la fe, cuya tradición y memoria están íntimamente ligadas al sistema de creencias que opera en la comarca

Alejandra Pérez | El Sol de Parral

  · jueves 14 de julio de 2022

Fotos: Cortesía | Archivo Histórico Municipal

Hoy se cumplen 391 años de fundación de Parral, una ciudad ubicada al sur del estado de Chihuahua, su aspecto colonial realza el pasado, y logra integrarlos en una identidad que se ha perpetuado a través de la historia.

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Luis Prieto, titular del Archivo Histórico Municipal de Parral, declaró que la ciudad es una comunidad histórica con profundo arraigo en la fe, cuya tradición y memoria están íntimamente ligadas al sistema de creencias que opera en la comarca, incluso desde antes de su aparición. La religiosidad de este pueblo se extiende más allá de los 391 años que se suponen cumplidos, en una dinámica que incorpora también a los habitantes de Santa Bárbara y el antiguo Valle de San Bartolomé.

Comentó que en esta provincia del antiguo régimen, se descubrieron riquísimas minas de plata que suscitaron el movimiento de personas y el establecimiento de nuevas poblaciones. Parral surgió en el contexto de esta empresa, gracias a los intereses mineros que fueron el motor de la apropiación del norte novohispano; a ellos se les debe en gran medida la existencia e infortunio de muchos pueblos.

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“En este mes que celebramos un aniversario más de la fundación del Real de Minas de San José del Parral, no pueden faltar la memoria y la revisión de nuestro constructo identitario, obligado es saber que aquellos que se dedican a la historia en esta localidad se basan en la documentación que generó un sacerdote para definir dicho origen y descubrimiento”, refirió.

Amaro Fernández Pasos, fue el primer religioso que se presume celebró la eucaristía en este mineral, el cual indica, a través de un texto fechado el 8 de febrero de 1632, que llevaba oficiando misa para los vecinos del nuevo descubrimiento del Parral cerca de ocho meses. Por esta referencia, autores como Guillermo Porras Muñoz y Rubén Rocha Chávez, interpretaron que la riquísima veta del Cerro de la Cruz, mejor conocida como “Mina La Negrita” fue localizada aproximadamente en julio de 1631.

El descubrimiento de ricos minerales motivó la conquista de Parral y la región

Según datos del Archivo Histórico Municipal de Parral, con el descubrimiento de riquísimos minerales en el hostil norte de la Nueva España, surgió el interés de colonizarlo y cristianizar a los nativos, fue así que comenzó la conquista de lo que fuera el dominio de los indios bárbaros. Primero Zacatecas, luego Durango, enseguida Santa Bárbara y finalmente Parral, una conexión que continúa hasta nuestros días, consagrada por una intensa dinámica de intereses comerciales surgida en tiempos del virreinato.

A Parral llegaron los primeros vecinos y construyeron su hogar en los márgenes del río San Gregorio, generando una singular traza que se mantiene en la actualidad. Se dedicaron templos a los santos traídos por España: a San José, a Santo Tomás de Villanueva, a San Nicolás, a San Francisco Javier, a San Juan de Dios, entre otros muchos; así como se establecieron también nuevas devociones como a las vírgenes de Guadalupe y a Nuestra Señora del Rayo.

Edificados los recintos anteriores, a sus pies nacieron los barrios donde habitan desde entonces los vecinos del Parral, que se concentraron de acuerdo a su casta social de nacimiento, pues había, por mencionar algunos, peninsulares, criollos, mestizos, indígenas y negros. Aunque todos eran españoles súbditos de la Corona, todos estaban marcados por haber nacido con un determinado color de piel y en una específica familia.

Entre los siglos XVII y XVIII, la actividad económica en Parral giraba alrededor de la minería y la producción de minerales como la plata, esta determinación hizo que la población tuviera algunas etapas de bonanza, sobre todo entre 1640 y 1680, cuando el número de vecinos radicados en el Real superaba los 10 mil. Fue por ello, que algunos gobernadores de la Nueva Vizcaya decidieran instalarse aquí, siendo por tal motivo, de facto y durante más de 50 años, la capital administrativa de dicho reino.

Parral adquirió la categoría de villa a principios del siglo XIX y después fue valorado como municipio, ascendió al rango de ciudad en 1833 y su población tuvo un cambio de nombre, a partir de este momento es que se le denominó Hidalgo del Parral, en honor al prócer de la patria Miguel Hidalgo y Costilla.

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Otro de los avances que se tradujeron a finales del siglo XIX fue gracias a la inversión de capital extranjero en las minas de la región, lo que permitió producciones de plata y plomo a grandes escalas y a bajo costo. También se construyeron teatros, así como algunas de las casas más emblemáticas, se levantaron puentes, la educación se reformó y la ciudad adoptó un nuevo rostro, el cual era afín a la idea de modernidad que regía en ese tiempo.

La mina en realidad se llama "La Negrita" porque la plata al ser extraída es de este color. Foto: Archivo | El Sol de Parral

A partir de la década de 1940, Parral inició una reconfiguración de su entorno físico y espiritual; la coronación pontificia de la Virgen de la Soledad y la construcción de la Catedral de Guadalupe son dos claros ejemplos. De igual manera, algunos espacios como plazuelas y edificios antiguos se fueron perdiendo con la pavimentación de las calles y su necesaria habilitación para el uso intensivo de los vehículos de motor.

En esos diez años, el parralense Humberto Mariles le dio a México sus primeras dos medallas de oro en los Juegos Olímpicos, mientras que Ignacio Asúnsolo, esculpía monumentos dedicados a la Revolución; Antonio Ortiz Mena se preparaba para convertirse en el genio que posibilitó “Milagro Mexicano” y Manuel Gómez Morín, presidía una nueva organización política en oposición al partido oficialista.

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Época de cambios y contrastes sucedieron en Parral al entrar la segunda mitad del siglo XX, por ejemplo, la construcción de la presa minimizó el riesgo de sufrir otra inundación. Pero el evento que marcó la centuria fue sin lugar a dudas el cierre de la mina “La Prieta”, aquella que a partir de su descubrimiento en 1631 había fundado el Real de Minas de San Joseph del Parral y que de manera ininterrumpida le procuraba vida económica.