Memorias de Chihuahua
El periodo oficial de Francisco Villa como gobernador militar del estado de Chihuahua se trató de una gubernatura de carácter “provisional” con una duración de 31 días, iniciados el 8 de diciembre de 1913 (momento en que fue nombrado oficialmente) y terminados el 7 de enero de 1914, cuando deja el cargo a favor del general Manuel Chao.
Los antecedentes inmediatos que lo llevaron a la gubernatura son de sobra conocidos. Tras el golpe de estado en contra del presidente Francisco I. Madero perpetrado por Victoriano Huerta a principios de 1913, sus seguidores tomaron algunas entidades de la república. Ante ello, fue proclamado el Plan de Guadalupe por Venustiano Carranza en el cual se desconocía la legitimidad de la presidencia de Huerta.
En el caso de Chihuahua, la facción huertista había planeado la deposición del gobernador Abraham González. Con ello se separaba de la escena a un seguidor de Madero a quien le fue deparado, también, un posterior asesinato, y la instalación de aliados de Huerta en los estratos del gobierno estatal y local.
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En conjunto, estas movilizaciones conllevaron a que las distintas agrupaciones armadas que habían participado en la oleada de la revolución maderista iniciaran un proceso de toma y posesión de las regiones y municipios incorporados políticamente al huertismo, desconociendo, en efecto, la legitimidad de su gobierno dentro de lo que se llamó la revolución constitucionalista. Esto culminó con la expulsión de los gobernadores huertistas y la instalación de una autoridad de transición.
En ese contexto, los generales de brigada que componían la recientemente creada División del Norte y que habían participado en el proceso armado de la revolución constitucionalista, establecieron a Francisco Villa como gobernador del estado.
Establecido en palacio de gobierno e instalado el cuartel general, desde ese momento se inició una corta y significativa oleada de decretos, los cuales a decir del historiador Friedrich Katz tuvieron importancia en los años posteriores.
Sus decretos iniciales que, hasta cierto punto pueden definir su rumbo en la gubernatura, distinguen tres principales aspectos:
Primero, el plan de incrementar los fondos del erario que equivalía a los fondos de la división militar;
Segundo, asegurar la posición militar de la División del Norte
Tercero, reafirmar la adhesión de la sociedad a aquella.
Sugieren que en la gubernatura provisional de Villa se buscó disminuir el gasto corriente e incrementar en corto plazo los ingresos de la nueva administración. A través de ellos, se buscó, primero la concentración del impuesto del timbre, decretando el uso general y exclusivo de estampillas emitidas por el gobierno constitucionalista.
Asimismo, se decretaron nulos los adelantos de Impuesto de Contribución Directa y ventas. Con ello debían volverse a pagar los impuestos de tales rubros fijando un plazo de un año para efectuar el pago. La inmediatez del ingreso se incentivó a través de descuentos. Asimismo, los pagos pendientes de los trabajadores del estado fueron desconocidos, considerando que solo se reconocerían aquellos pagos iniciados con la nueva gubernatura.
Tal vez la medida que obtuvo mayores resultados en el aumento de ingresos fueron la famosa creación del Banco Estatal, en donde se emitió una cantidad considerable de papel moneda respaldado con los bienes confiscados a los grandes terratenientes del estado. Se incentivó que los vales emitidos por instituciones o empresas fueran cambiados por billetes emitidos por la nueva administración en el Banco del Estado.
Las medidas expuestas en el periódico oficial para granjearse el apoyo de las clases populares fueron: disminución del precio de la carne, la prohibición de los soldados de tomar caballos o cualquier otro bien de la sociedad y el castigo de aquellos que ocultaran los bienes del recién creado Banco Estatal.
Por otra parte, los principales dispositivos para la consolidación militar de la División del Norte constaron de la “Manifestación Amnistía”, y un “aviso al público” sobre la confiscación de armas suministradas por el huertismo. En el primero perdonaba a todos aquellos anteriores partidarios del régimen de Huerta. En el segundo se ordenaba que todas las armas suministradas por el huertismo fueran entregadas al cuartel general.
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