Se denominó Expedición Punitiva a la campaña militar emprendida por el gobierno de Estados Unidos para capturar al jefe revolucionario, Francisco Villa. Invocando un tratado de mediados del siglo XIX, que permitía a las autoridades de ambos países continuar con la persecución de bandidos aunque estos cruzaran la frontera, el 15 de marzo de 1916 soldados del ejército norteamericano penetraron a nuestro país.
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Las tropas de caballería, infantería y artillería, comandadas por el general, John J. Pershing, entraron a México por Palomas, Chihuahua, el objetivo era neutralizar a las fuerzas villistas, capturar y castigar a Francisco Villa por el ataque a la población de Columbus, ocurrida una semana antes. En dicha escaramuza murieron 10 civiles y ocho soldados estadounidenses, 73 villistas muertos y siete fueron hechos prisioneros.
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Tras las derrotas sufridas en el Bajío en abril de 1915, Francisco Villa se encontraba replegado en Chihuahua, y para fines de ese año, Estados Unidos reconoció al gobierno encabezado por Venustiano Carranza. Ambos gobiernos intercambiaron embajadores y el presidente, Woodrow Wilson, prohibió la venta de armas a los grupos contrarios al constitucionalismo.
Furioso por la medida y con la intención de crear un conflicto diplomático al gobierno carrancista, desde enero de 1916, un grupo de villistas emboscaron un tren cerca de Santa Isabel, Chihuahua y masacraron a 18 mineros estadounidenses, empleados de la compañía minera Asarco.
Antes del amanecer del 09 de marzo del mismo año, Villa atacó el poblado de Columbus, Nuevo México. Una pequeña localidad sin importancia estratégica alguna, situada a cinco kilómetros de la frontera.
La opinión pública americana estalló en indignación al enterarse de que su territorio había sido violado por soldados extranjeros y exigieron un castigo, a pesar de la inminente entrada de los Estados Unidos en la Primera Guerra Mundial, se armó una expedición para encontrar y castigar a los responsables del ataque a Columbus. Originalmente se destinaron cuatro mil 800 soldados a dicha misión, que después aumentaron hasta casi 12 mil elementos.
A pesar de las limitaciones impuestas al ejército norteamericano por ambos gobiernos, al no haber encontrado al o a los culpables del ataque a Columbus y sí de haber empeorado las relaciones entre México y Estados Unidos; el gobierno de dicho país, consideró a la Expedición Punitiva como una preparación para la participación estadounidense en la guerra iniciada en 1914. Cabe señalar que John J. Pershing, fue nombrado comandante supremo de las tropas norteamericanas en la Primera Guerra Mundial.
La opinión pública mexicana también estaba indignada por la presencia de soldados norteamericanos en nuestro país, la herida de 1847, en que México perdió más de la mitad de su territorio, aún estaba fresca. Al recién reconocido gobierno de Carranza le urgía la salida de los soldados extranjeros.
Un 12 de abril de 1916, a las 11:30 de la mañana, entre 150 y 160 soldados norteamericanos al mando del mayor, Frank Tompkins, llegaron a nuestra ciudad, instalándose en la antigua plaza San Juan de Dios. La población civil, reforzada por varios niños de la escuela oficial no. 99, francamente encolerizada por la presencia de tropas extranjeras en nuestra ciudad y utilizando piedras, gritos, silbidos, insultos y diversos objetos, los obligaron a salir de la población, solo una hora duraron los mencionados soldados en Parral.
Muchas versiones han exagerado el número de elementos que entraron a nuestra ciudad y de que hubo tiros en la escaramuza; pero no es posible documentarlo. En dicha plaza no se disparó un solo tiro y las tropas al mando de Tompkins no sobrepasaban el número de soldados de un regimiento de la época.