II PARTE
Otros casos son de algunos civiles, militares y presos políticos que estuvieron encerrados aquí en la Penitenciaría del Estado, desaparecieron dentro y nunca se supo de ellos, algunos de los cuerpos fueron recuperados años después por los descendientes, a veces abajo de los puentes del ferrocarril o en los alrededores del antiguo panteón de Santa Rosa, aparecen por los límites de ese cementerio.
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Uno de los asesinatos que suele ser increíble por su crueldad es el de Lugarda Barrios, de Satevó, donde fue calcinada el 24 de agosto de 1916 por Francisco Villa. El Caudillo se había apoderado de la plaza de Satevó, tras una breve resistencia de los vecinos, Villa ordeno la ejecución de los involucrados, donde uno de los fusilados era Agustín Ruiz Núñez, nieto de Lugarda. Cuando la viuda de Núñez se dio cuenta de esto corrió a suplicar al general que le perdonara la vida, sin embargo, al enterarse que ya había sido ejecutado, increpó duramente a Francisco Villa, quien al verse ofendido ordenó que la aprehendieran y la quemaran viva junto con otras dos soldaderas.
La anciana de 86 años fue sacada a empujones por soldados a la plaza de Armas, donde extrajeron el petróleo para empapar a las pobres mujeres que amarradas, gritaban desesperadas. Cuando iban a prenderles fuego no encontraban cerrillos, entonces doña Lugarda les gritó: " Aquí tienen los cerillos desgraciados, cobardes, asesinos, y échenme más petróleo que al cabo es mío". Así lo hicieron y momentos después, dos mujeres ardían en el panteón de Satevó; una de las soldaderas logró zafarse de las ataduras y alcanzó a huir, sin que los soldados intentaran detenerla.
Esta no fue la única ocasión en la que se presume Francisco Villa calcinó a una persona viva, sino que también está el caso de Santos Merino el 11 de octubre de 1916. Merino era un rico ganadero, amigo de Villa, al que le proporcionaba pastura para sus caballos en su rancho La Ciénega. Según sus descendientes, cuando arribaron las fuerzas de la Expedición Punitiva a la región, solicitaron que también les vendiera pastura y alimentos, a lo que accedió don Santos probablemente por temor a que le arrebataran su mercancía.
Sin embargo, cuando Villa regresó a La Ciénega le informaron de lo sucedido y sintiendo traición mandó a que detuvieran a Santos Merino y a su hijo Jesús María, al considerar la venta de provisiones a los estadounidenses como un acto de traición. A medianoche del miércoles 11 de octubre de 1916, Villa ordenó amarrar a Jesús María Merino al poste de un cerco para que viera a su padre morir quemado vivo.
Debido a estos y más escándalos que rodean a la imagen de Francisco Villa es por lo que objetaban los mexicanos en 1966, cuando se decidió incluirlo en el Muro de Honor en la Cámara de Diputados, sin embargo, esta decisión se debió a que en aquella época, los jóvenes usan como imagen de revolución a personajes como el Che Guevara y Fidel Castro, entonces políticamente hablando se decidió que nosotros como mexicanos también teníamos a una figura revolucionaria: Pancho Villa.
Desde entonces, la imagen de Villa se ha vendido como un líder nato de la revolución que combatió por la injusticia social, la desigualdad y la pobreza de sus hermanos de raza y sangre, luchando contra la cruel dictadura de Porfirio Díaz junto a Emiliano Zapata. (Continuará…)