En medio del éxito de su ópera prima Manto de gemas, ficción que ganó el Oso de Plata en el Festival Internacional de Cine de Berlín, hace unos meses, la directora Natalia López Gallardo ya visualiza su siguiente proyecto, con el que buscará eliminar mitos y tabúes sobre la sexualidad femenina.
La motivación de la originaria de La Paz, Bolivia surgió gracias a las nuevas generaciones, quienes no temen cuestionar diferentes temas o pensamientos de antaño.
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“Es una película sobre el deseo a través del cuerpo femenino, volver a potencializar ese deseo de la mujer. Nace a partir de los textos de una mística medieval, pero quiero situarla en la contemporaneidad total con el internet presente.
“Realmente me doy cuenta cuánto debemos de estar alerta a las herramientas y pautas de las nuevas generaciones para poder percibir estos temas de una manera diferente, ellos tienen una mente mucho más abierta y ven las cosas desde otras perspectivas. Creo que hablar sobre estos temas de una manera ligada a lo artístico pueden potencializar el diálogo y la construcción de nuevas aproximaciones a estos temas que nos involucran tanto como hombres y mujeres”, afirmó López en entrevista.
Durante más de 15 años, la cineasta se desarrolló como editora, principalmente, en proyectos como La palomilla salvaje (2006), Luz silenciosa (2007), Heli (2013), Las tinieblas (2016), entre otros; mientras que, como escritora y productora su nombre quedó plasmado en el corto En el cielo como en la Tierra (2006) y Tenemos la carne (2016), respectivamente.
Fue hasta hace cinco años que apostó por nuevos retos. Inspirada en la realidad que vivió durante 15 años en el campo mexicano, la boliviana comenzó a escribir su nueva historia Manto de gemas, en la que narra la historia de tres mujeres que comparten un mismo sentimiento.
“Sabía que quería hacer una película de descomposición social, fue realmente a lo largo de las entrevistas de la gente, me di cuenta que no era una película sobre la violencia, anecdótica ni narrativa, quería contar una historia específica que no era una película sobre desaparecidos ni el narco, sino más sobre algo que percibí.
“Cuando vi a varias mujeres y cuando sentí que tenían una especie de herida que, al principio me generó vergüenza porque sentí que era un dolor gigantesco que yo no iba a poder transmitir, ni usar para construir una película, pero después me di cuenta que las personas que entrevistaba alrededor del estado tenían esa herida y todos la compartimos; al final se volvió una película sobre lo colectivo”, expresó la cineasta.
En pleno proceso de divorcio, Isabel (Nailea Norvind) descubre que su ayudante María (Antonia Olivares) sufre por la desaparición de su hermana; sus destinos se entrelazan con el de Roberta (Aída Roa), una mujer que se desempeña como policía local y que lucha porque su hijo se aleje del mal camino, tanto de las drogas como las acciones ilícitas.
“Algunas de sus líneas discursivas hablan de la empatía y la necesidad de identificarse con el prójimo, en un país donde somos muchos y muy diferentes, donde hay capas de la sociedad contrastantes y si no empezamos a mirarnos en el otro y no nos damos cuenta que somos un mismo tejido, va a ser muy difícil transformarse”, sostuvo.
Manto de gemas se rodó en locaciones de Tepoztlán, Amatlán, Ocotitlán y Yautepec, en el estado de Morelos. Juan Daniel García, Sherlyn Zavala, Balam Toledo y Mónica Poggio completan el elenco.
La cinta se concluyó durante el confinamiento por la pandemia; su esposo el también cineasta Carlos Reygadas funge como co productor, además de un gran soporte para ella. “Carlos es una influencia decisiva como su cine y su persona. Ha sido siempre una fuente de inspiración, muchas de las cosas que he aprendido es porque lo he visto trabajar”, dijo.
“Es mucho más importante mantener vivo el tejido personal, la intimidad, tratar de mantener una distancia con lo laboral, creo que eso sólo se hace con una estructura en el día a día, hablar sobre trabajo sólo en ciertos momentos del día, en ciertos espacios, dedicar ciertos espacios sólo a la parte personal e íntima.
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“Ser una pareja es un reto profundo de la vida, el que más recompensas te trae y el más difícil probablemente. En nuestro caso, compartimos muchos ámbitos de trabajo, cada vez menos, la verdad cada quien está en su línea de trabajo y el secreto está en delimitar los espacios y los tiempos”, aseguró.
Manto de gemas compite en la vigésima edición del Festival Internacional de Cine de Morelia, en la categoría de Selección de Largometraje Mexicano.