Don Pedro Alvarado; conocido por su generosidad hacia los más desprotegidos

El afamado parralense es recordado por sus obras de caridad en épocas decembrinas, donde incluso donaba abrigos a los reos para que no muriesen de frío

Alejandra Pérez | El Sol de Parral

  · domingo 25 de diciembre de 2022

Foto: Alejandra Pérez | El Sol de Parral

La legendaria vida del parralense, Pedro Alvarado, sobresale en épocas decembrinas; si bien, es cierto, su generosidad permanecía a lo largo de todo el año, durante estas fechas, sus obras eran constantes y se dispersaron por todas partes, ya que disponía de sus recursos para enviar catres y chamarras a los presos, para que no durmieran en el suelo y estuvieran abrigados; a las afueras del Palacio, realizaba posadas para todas las clases sociales, a quienes compartía comida, ropa, dinero y dulces, ya que en aquel tiempo las golosinas era un lujo, que solo ciertas personas podían degustar.

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Con base en información del Archivo Histórico particular del Palacio Alvarado, se encuentran documentos provenientes de todo el mundo, como; Viena, otras localidades del Estado, Valle de Allende, Chihuahua y Parral, así como de la República Mexicana como Toluca y Zacatecas, por mencionar solo algunos, debido a que por su generosidad y compasión, Pedro Alvarado adquirió la fama y aprecio de las personas que escuchaban de él.

A pesar de que Pedro Alvarado, otorgaba generosamente ayuda durante todo el año, a quienes acudían a su casa; en época de Navidad, la acción de ayudar se desbordaba más, ya que disponía de sus recursos para enviar catres y chamarras a los presos, para que no durmieran en el suelo y estuvieran abrigados.

Foto: Cortesía | Archivo Histórico de Parral

A las afueras de su casa, realizaba posadas para todas las personas, sin distinción de clases, en la que compartía comida, ropa, dinero y dulces, ya que en aquel tiempo, las golosinas era un lujo que solo ciertas personas podían degustar. Debido a su generosidad, desprendimiento y compasión por las causas nobles, recibía cientos de peticiones de personas de todo el Mundo, para solventar sus necesidades.

Cabe mencionar que, el nacimiento original, propiedad de la familia Alvarado Griensen, se encuentra en el oratorio del recinto cultural.

Además de ello, los empleados de la negociación minera La Palmilla, propiedad de Pedro Alvarado, enviaban a los habitantes tarjetas, deseando un Feliz Año Nuevo, también otorgaba gallos y toros a los municipios aledaños, para sus festividades.

Foto: Alejandra Pérez | El Sol de Parral

Entre las peticiones que le hacían llegar, destacaba el respeto que le ofrecían, pues muchos de los gentilicios que utilizaban era; “Señor de mi respeto y atenta consideración, sin tener el gusto de conocerlo, más que por las referencias que de usted se hacen por estos lugares, de sus grandes generosidades que usted prodiga, a infinidad de seres desvalidos, siendo su generosos corazón instrumento de la Providencia para aliviar sus necesidades y que esta misma Divina Providencia le recompensa cada día, a manos llenas sus bondades, elevo mi humilde plegaria a Dios Nuestro Señor, para que los socorra cada día más, y le dé al ciento por uno y prosperidad en todos sus negocios, es la única manera en cómo puedo pagar a los que me favorecen, ofreciéndome como su más humilde afamado y seguro servidor, Rómulo Pacheco ”.

La llegada del Año Nuevo representa el fin de un ciclo, es el momento ideal para depurar aquello que no necesitamos en nuestras vidas. Foto: Pixabay

La inspectora de la cuarta zona escolar del estado de Chihuahua, en noviembre de 1906, envió una carta conteniendo lo siguiente: “El invierno se aproxima, y en estas comarcas, es el frío más intenso, que con frecuencia causa la muerte de algunos infelices, en la cárcel de esta ciudad hay de 60 a 70 presos y los infelices sufren en esta rigurosa estación de una manera horrible, por lo que atendiendo a sus filantrópicos sentimientos, me atrevo a pedir a usted, unos abrigos para ser repartidos en su nombre, sírvase aceptar mis respetos y gratitud, su atenta y segura servidora, Guadalupe Páez de Rentería”.

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En el año de 1909, el cónsul de los Estados Unidos Mexicanos en Viena, envió una carta a Pedro Alvarado, solicitando una colección de minerales para ser exhibidos en uno de los mejores museos del mundo.

“Señor don Pedro Alvarado, muy señor mío, tiene por objeto la presente manifestar a usted que, habiendo visto entre la rica y bien surtida colección de minerales, que hay en el Museo de Historia Natural de Viena, sólo figura uno y otro ejemplar de poca importancia de las minas de México, y que por lo mismo que son pequeñas, nadie se fija en ellos, he pensado que para poder colocar a nuestro país en el lugar que se merece, es necesario traer una colección de minerales de todas clases y tanto porque, en el referido museo, varias veces me han manifestado la idea de tener algo mejor de México, como porque no veo justo que, figurando la República Mexicana entre los países más ricos del mundo en cuestión de minería, aquí apenas si se es conocido”.