Memorias de Chihuahua
Era marzo del año 1923 cuando el presidente municipal de Santa Bárbara, Eduardo Modesto Flores, apuntó con su pistola a la espalda de uno de los miembros de la Defensa Social, Ramón Chávez. Disparó. Ramón, tras el disparo murió aquella noche del sábado.
El 24 de marzo del año de 1923, el hijo político de Ramón Chávez, Basilio Sáenz, relataría ante el Ministerio Público de Hidalgo del Parral, su testimonio de aquel violento evento. En ese oficio se cuenta con detalle sobre el acontecimiento, donde, un presidente emboscó, acompañado dos policías, a su padre político; sin embargo, nunca se aclara las razones por las cuales, esta autoridad asesinó a un miembro de la Defensa Social.
Ramón Chávez, montado sobre una mula (o quizás un macho), iba junto con su hermano, ambos eran miembros de la Defensa Social. Eran las 20 horas, los dos hombres habían llegado a la calle Donato Guerra frente al Hotel Vendome. En ese punto del trayecto, una balacera cruzó su camino de manera intempestiva. El presidente municipal había disparado contra ellos.
Al primer tiro, el animal asustado por el estruendo, tira a Ramón hacia el suelo. Nunca volvería a levantarse de aquella caída. En el piso, con el dorso volteado hacia el presidente, éste vuelve a presionar el gatillo. Ramón muere por la espalda; mientras que su hermano, quien lo acompañaba aquella noche, termina aprehendido por los dos policías.
"Métanlo y mátenlo" fueron las órdenes que pronunció el alcalde a los policías, tras haber sujetado al hermano de Ramón de las manos, ya con varios golpes recibidos en la espalda con la culata de una pistola por parte del mismo presidente.
“Todo esto Gobernador fue público pues la muchedumbre que como Ud. sabe en un caso de estos se aglomera” expresa el declarante, Basilio Sáenz, en ese oficio. Sin embargo, aquella aglomeración se disuelve tras amenazas y “palabras soeces” del presidente.
Al final de aquel acontecimiento, el hermano de Ramón queda preso sin haber pasado por el debido proceso, ni siquiera por una previa investigado, mientras que, los policías y el presidente, quedaron libres “paseándose ufanos” aún por las calles.
El documento concluye exigiendo justicia al Ministerio Público por la muerte de Ramón y su hermano. Además, quien relata aquel suceso, Basilio Sáenz, manifiesta su miedo a que aquellas autoridades tomen represalias contra él y sus demás familiares. También, en las últimas líneas del documento se da a conocer sobre otro oficio enviado al Supremo Tribunal de Justicia, sin embargo, el texto no termina de explicar las razones por las cuales el presidente municipal emboscó aquella noche a Ramón Chávez y a su hermano.
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