PRIMERA PARTE
Corría el año de 1678 cuando don Bartolomé, un indio de la nación Sonora, se presentó ante el alcalde mayor de la Villa de Santa Bárbara para denunciar a otro nativo que supuestamente había hechizado a su hija quien yacía enferma sobre la cama de un jacal muy cercano al río del poblado. Su mujer se lo dijo: Alonso le hizo el mal a Petronila.
Hoy en Memorias de Chihuahua les compartimos un caso de hechicerías en la época virreinal, en el cual un indio fue acusado por las autoridades de haber encantado a una mujer, aprovechándose de su enfermedad y con el fin de provocarle un daño a propósito de sus envidias.
El proceso criminal inició el 18 de septiembre de aquel año con la acusación del padre quien le solicitaba a don Diego de Valdez, alcalde mayor y capitán de guerra de la Villa de Santa Bárbara, que iniciara una investigación en contra de Alonso, un indio también de la nación Sonora, porque le había hecho mal. El supuesto hechicero era un hombre con ceguera, de prácticas muy conocidas en esa jurisdicción.
Para tal efecto, el Alcalde Mayor reunió una serie de testimonios para dar fe de lo ocurrido en ese jacal, la noche que Petronila fue sometida a un extraño rito. Alonso se encontraba preso mientras el primer testigo, Joseph de Ávila, dijo había presenciado el acto. Señaló bajo juramento por Dios Nuestro Señor y la Señal de Cruz que el ciego le pasó las manos por todo el cuerpo a la enferma y que le soplaba la boca del estómago, así como las coyunturas.
Expresó que con las dos manos le cogía algo y que chupándole el vientre, a la altura del estómago, sacó lo que parecían ser unas flemas o raras babas, mismas que depositó en la mano de su ayudante. Después de esto, el indio dijo que la enferma tenía el corazón caliente, la causa de su terrible padecimiento. Al día siguiente, Joseph de Ávila preguntó a don Bartolomé sobre su hija y este le respondió que estaba mejor, que seguía con la curación recogiendo con un cañuto su corazón, el cual creía se había desparramado por todo el jacal.
El Testigo también interrogó al indio Alonso sobre los resultados de su práctica y este le respondió que de no haber funcionado Petronila no habría amanecido esa mañana. Respecto a esto, Joseph afirmó que el ciego era un hechicero, conocido por toda la Villa de Santa Bárbara y comunidades aledañas.
Otro vecino que declaró en contra del supuesto hechicero fue Antonio de Castañeda, un mestizo que también experimentó el acto, vio cómo Alonso apretaba el cuerpo de Petronila y después de chuparle la boca del estómago extrajo muchos fluidos, babas según expresó. Agregó que el mismo curandero mencionó que la enfermedad de la mujer era estar caliente y tener el corazón desparramado. Joseph de Lozoya, un tercer testigo, coincidió en su declaración. Petronila seguía enferma a pesar de la mediación del indio.
El testimonio de don Bartolomé, padre de la india, fue más allá de lo ocurrido aquella noche, ayudado por intérprete, reveló que a causa de la terrible enfermedad de su hija la llevó con Alonso para que le curara de su mal, el cual sobó, sopló y chupó todo su cuerpo, sacándole unas extrañas babas. Luego con un cañuto absorbió en toda la habitación el corazón que se le había desparramado a Petronila, colocándoselo en el pecho: “Aquí tienes el corazón que te faltaba”, enunció el ciego.
Luego de esto, el indio le sacó tres pelos de diferentes partes de su cuerpo, uno de la boca del estómago, otro del pecho y el último de la garganta. Luego los quemó y vertió tierra en todo el jacal… (Continuará)