/ miércoles 14 de agosto de 2024

Todo el mundo es tu maestro / Balance de la ecuación para el espíritu

Más allá de las tristezas y dificultades por las que se pasa a lo largo de la vida, tenemos esperanza de que lo vivido es parte de la reconstrucción del espíritu. Debemos saber que estar en este mundo implica compromiso, buscamos la manera de aportar algo, podemos sentirnos vulnerables y que tal vez es nada o casi nada lo que podemos hacer y esto me hace sentir insignificante; sin embargo con la fortaleza del espíritu me levanto.

Al concentrarnos y respirar a favor de la paz, honestidad, salud, amor, comprensión, perdón y todas las virtudes que se nos puedan ocurrir para que fluyan los electrones. Así podremos combatir las desoladas experiencias del mundo y proyectarnos hacia las galaxias.

Es desde nuestro interior el mejor lugar para luchar por un planeta mejor, donde ya no tengamos que leer en los medios, tantas muertes a causa de la violencia, problemas sociales, desastres naturales, y dolor amplificado por la corrupción, crisis económica, política, entre otros problemas que nos aquejan como humanidad.

Más que utopía es esperanza, es un bálsamo sentir la seguridad de que este mundo va evolucionando, pues ante tantas malas noticias, también tenemos nuevas generaciones con más comprensión de la vida.

Si nos vamos a ejemplos de hace relativamente pocos años, antes se llegó a creer que los indígenas no tenían alma, o las mujeres no podían asistir a la escuela y participar con igualdad en su sociedad y ahora son presidentes. Se combate ferozmente contra la injusticia. Cada vez son más los que luchan por la defensa de los derechos de grupos vulnerables. Estamos avanzando.

La esperanza nos brinda virtudes como la humildad, paz, alegría, sobre todo amor.

Cualquier aspecto de la espiritualidad que practiquemos durante un largo período de tiempo, finalmente se convertirá en parte de nuestra propia naturaleza.

La prueba de caminar por la senda espiritual es que nuestra personalidad es moderada por la sabiduría.

Cada vez somos más los que tenemos más cuidado en cómo balanceamos y fluimos con los pensamientos negativos para engrandecer lo positivo. Buscamos aferrarnos a la luz que irradia el amor.

Encuentre los motivos de esperanza que están a su alrededor, descubra su camino espiritual. Es tiempo de reconocer nuestra grandeza y de encontrar el balance de la ecuación que nos convierta en un elemento en mejores espacios y tiempos.

Adalberto Gutiérrez / Ingeniero Agrónomo

Más allá de las tristezas y dificultades por las que se pasa a lo largo de la vida, tenemos esperanza de que lo vivido es parte de la reconstrucción del espíritu. Debemos saber que estar en este mundo implica compromiso, buscamos la manera de aportar algo, podemos sentirnos vulnerables y que tal vez es nada o casi nada lo que podemos hacer y esto me hace sentir insignificante; sin embargo con la fortaleza del espíritu me levanto.

Al concentrarnos y respirar a favor de la paz, honestidad, salud, amor, comprensión, perdón y todas las virtudes que se nos puedan ocurrir para que fluyan los electrones. Así podremos combatir las desoladas experiencias del mundo y proyectarnos hacia las galaxias.

Es desde nuestro interior el mejor lugar para luchar por un planeta mejor, donde ya no tengamos que leer en los medios, tantas muertes a causa de la violencia, problemas sociales, desastres naturales, y dolor amplificado por la corrupción, crisis económica, política, entre otros problemas que nos aquejan como humanidad.

Más que utopía es esperanza, es un bálsamo sentir la seguridad de que este mundo va evolucionando, pues ante tantas malas noticias, también tenemos nuevas generaciones con más comprensión de la vida.

Si nos vamos a ejemplos de hace relativamente pocos años, antes se llegó a creer que los indígenas no tenían alma, o las mujeres no podían asistir a la escuela y participar con igualdad en su sociedad y ahora son presidentes. Se combate ferozmente contra la injusticia. Cada vez son más los que luchan por la defensa de los derechos de grupos vulnerables. Estamos avanzando.

La esperanza nos brinda virtudes como la humildad, paz, alegría, sobre todo amor.

Cualquier aspecto de la espiritualidad que practiquemos durante un largo período de tiempo, finalmente se convertirá en parte de nuestra propia naturaleza.

La prueba de caminar por la senda espiritual es que nuestra personalidad es moderada por la sabiduría.

Cada vez somos más los que tenemos más cuidado en cómo balanceamos y fluimos con los pensamientos negativos para engrandecer lo positivo. Buscamos aferrarnos a la luz que irradia el amor.

Encuentre los motivos de esperanza que están a su alrededor, descubra su camino espiritual. Es tiempo de reconocer nuestra grandeza y de encontrar el balance de la ecuación que nos convierta en un elemento en mejores espacios y tiempos.

Adalberto Gutiérrez / Ingeniero Agrónomo