/ martes 24 de octubre de 2023

Tiempos & Espacios | El Alma de las Habas

Por Raler

Uno de los primeros testimonios que existen sobre Pitágoras, escrito en el siglo III a.C., no habla de matemáticas, sino de las habas. (570 a.C - 490 a.C) estaba siendo perseguido por un grupo de soldados cuando se encontró ante un cultivo de habas.

Pero en vez de pasar por encima de las plantas y dañar las habas, Pitágoras prefirió entregarse y terminó siendo asesinado por los soldados.

Puede que sea difícil creer que el mismo Pitágoras que conocimos en la secundaria -el de los números irracionales y el del famoso teorema a>2+b>2=c>2-, hubiera preferido salvar un cultivo de habas que su propia vida, pero las anécdotas de la antigüedad revelan que este matemático pudo ser uno de los personajes más peculiares de su época.

Aunque en la actualidad el nombre de Pitágoras está relacionado con las matemáticas, hoy sabemos que, en su época, era reconocido como un estudioso de varias disciplinas.

Uno de los primeros testimonios históricos que hace referencia al polímata griego lo escribió Heráclito, un contemporáneo suyo del siglo VI a.C.: “Pitágoras, hijo de Mnesarco, practicó la investigación más que cualquier otro hombre, y haciendo una selección de estos escritos, fabricó sabiduría para sí mismo. Mucho aprendizaje, engaños elaborados”.

Este tipo de referencias a Pitágoras, en las que se le reconocen sus extensos conocimientos a la vez que se le tilda de “charlatán”, dan pistas a los historiadores que investigan al matemático.

Por un lado, confirman que el genio griego era ya reconocido en su propia era, y lo que es más importante, parecen confirmar su existencia: “Estos primeros testimonios nos muestran cómo reaccionaban sus contemporáneos a sus enseñanzas e influencia”.

Al mismo tiempo, nos muestran que Pitágoras había recopilado información de muchas fuentes y había creado su propio pensamiento: extractos que se le adjudican al pensador griego Heráclides, aseguran que Pitágoras fue el primero en acuñar el término 'filósofo' para “resaltar su amor por el conocimiento”.

En la era presocrática de Pitágoras, Filos era un término que se usaba para exaltar la labor de un trabajador en su área específica (un filoplemos, dice, era un guerrero extremadamente hábil). Pitágoras hubiera acuñado el término “filósofo” para “diferenciarse a sí mismo y a sus seguidores de otros pensadores contemporáneos.”

Una de las críticas persistentes a Pitágoras de sus contemporáneos tenía que ver con su fama de “místico”.

“Uno de los fragmentos más antiguos que tenemos es de Jenofonte, “quien cuenta en tono de burla una historia según la cual Pitágoras se cruzó con unas personas que golpeaban a un perro y les pidió que pararan, porque había reconocido en el animal la voz del alma de uno de sus amigos”.

Estos episodios ayudan a fortalecer la imagen de Pitágoras como “líder carismático”: “Esta manera de hablar con animales es muy característica de los carismáticos en distintas culturas. Además, los que siguen a estos carismáticos están convencidos de que les ha cambiado el mundo, mientras que desde afuera, otros lo ven como un ‘timador’”.

“Jenofonte le atribuye tres creencias clave a Pitágoras: 1: los seres humanos tienen alma (noción que no era común en la época); 2: el alma es inmortal; y 3: en la muerte pasa de un ser a otro, proceso conocido como transmutación de almas”.

Esta misma idea la usan historiadores de la antigüedad para justificar la aversión pitagórica por las habas. “Una de las cosas que decían algunos historiadores antiguos es que las almas tienen un elemento de aire, y como las habas tienen una tendencia a generar gases, podían hacer que el alma se escapara del cuerpo” (BBC News).

Ramón Lerma | Ingeniero