La seguridad en México no admite titubeos ni tintes partidistas. Enfrentamos una crisis que afecta a millones de ciudadanos y no puede depender de diferencias políticas. Chihuahua es un reflejo de la violencia que se vive en el país, y para enfrentarla debemos entender que no se puede politizar la seguridad. Hacerlo solo perpetúa la tragedia. La solución pasa por una coordinación genuina entre los tres niveles de gobierno, más allá de los intereses partidistas.
La gobernadora Maru Campos ha sido clara en que la seguridad no debe politizarse. En su reciente acuerdo con la presidenta Claudia Sheinbaum, coincidieron en trabajar juntas y dejar las diferencias partidistas para combatir la violencia. Campos ha mostrado un compromiso con la coordinación con las fuerzas federales, como la Guardia Nacional y la Sedena, para abordar las zonas más afectadas. Este trabajo conjunto es esencial para cualquier avance en la lucha contra la inseguridad.
El alcalde de Chihuahua, Marco Bonilla, también merece reconocimiento. En la capital, la inseguridad por delitos del fuero federal ha sido un desafío, pero Bonilla ha tomado medidas concretas. La incorporación de 200 patrullas nuevas y la construcción de una comandancia en la zona sur-oriente muestran voluntad de cambio. La ampliación de la fuerza policial a 1,800 agentes es un paso hacia los estándares internacionales de seguridad.
A pesar de estos esfuerzos locales, no pueden resolver el problema por sí solos. César Jáuregui, fiscal general del estado, y el secretario de Seguridad Pública, Gilberto Loya, destacan que la coordinación interinstitucional es esencial. La detención de 277 generadores de violencia y la reducción de homicidios son prueba de que, cuando las instituciones colaboran, los resultados llegan. No se trata solo de aumentar policías, sino de asegurar que todos los niveles de gobierno cooperen.
A nivel nacional, la presidenta Claudia Sheinbaum y su secretario de Seguridad, Omar García Harfuch, tienen una oportunidad clave. Su enfoque de seguridad, basado en la prevención, la inteligencia y la coordinación, puede marcar la diferencia. García Harfuch, con su experiencia en el mando civil, sabe lo que el país necesita. Equipar y fortalecer a las policías municipales y estatales es crucial para enfrentar los desafíos que México enfrenta día a día.
Es hora de que los actores políticos dejen de lado sus diferencias y pongan en marcha esfuerzos conjuntos que beneficien a la ciudadanía.
La seguridad no puede esperar. Debemos actuar con decisión, priorizando la coordinación sobre el protagonismo. La violencia en México es demasiado grave como para ser tratada como moneda de cambio política. En lugar de eso, necesitamos autoridades trabajando juntas para devolver la paz y la tranquilidad a todo el país. La coordinación entre los tres niveles de gobierno es la clave para lograrlo.
Lic. en Derecho, Diputado Local del PAN por el Distrito XVIII y Coordinador del Grupo Parlamentario