/ jueves 24 de octubre de 2024

Salvemos a PEMEX, hundamos a México

“El gobierno no es Dios. No tiene derecho

a quitar, lo que no ha podido regresar”.

Antón Chéjov (1860 – 1904)


Todavía recordamos cuando el propio expresidente López Portillo insistía en que México estaba inundado de petróleo al descubrirse Cantarell; lo mismo López Obrador que pregonaba que la gasolina costaría $10 pesos, logrando la autosuficiencia y despegue de la paraestatal; por hoy la empresa más endeudada del planeta con $130 mil millones de dólares. Que acumulando con toda la deuda externa de México, suman $16.8 billones de pesos (de los cuales $6 billones tan sólo en la pasada administración que en términos técnicos es nuestra Deuda Soberana. Para entenderlo mejor, de los 129 millones de personas que habitamos en la república, debemos cada uno $126 mil. Más claro todavía es el resultado de que sólo el 6% de la población estaría en posibilidad de asumir el pago respectivo. Donde por cierto el último préstamo fue otorgado a México, dos meses antes de las elecciones por un valor de $1000 millones de dólares, supuestamente destinados a políticas de desarrollo financiero sostenible e inclusivo.

Anteriormente el Banco Mundial había otorgado $3900 millones de dólares para incentivar la inclusión de la economía de las mujeres y seguridad hídrica y resiliencia. Contrario a lo anterior fue el propio presidente Obrador quien en su toma de protesta el 1º de diciembre de 2019 dentro de sus compromisos ante la nación, anunció enfático que no recurriría a más deuda para el país y con el combate a la corrupción se obtendría recursos por $500 mil millones de pesos. Entonces la deuda era de $10.5 billones de pesos, acumulada desde 1825, desde la presidencia de Guadalupe Victoria, cuando los recursos económicos obtenidos mediante préstamos extranjeros. Es decir, deuda acumulada de dos siglos y que en sólo en la última administración aumentó a $16.1 billón de pesos.

El peor ejemplo de “corrupción” con gobiernos priistas y panistas en este país ha sido invariablemente PEMEX (desde 1935 con su intocable sindicato). Esta empresa qué se niega a ser reemplazada paulatinamente por la producción de energías limpias para continuar quemando combustóleo, en lugar de alinear sus objetivos en seguridad energética y sostenibilidad eficiente. Pero además eximir la SHCP del pago de impuestos a PEMEX cuando todos los mexicanos cubrimos el impuesto a combustibles que corresponde al 55% del precio por cada litro, nos da una idea del colapso de esta empresa paraestatal, que por hoy produce 1.6 millones de barriles de crudo diarios con 130 mil empleados. En cambio, Noruega produce 1.9 millones de barriles por día con sólo 18 mil empleados, (Equinor empresa del Estado) logrando incrementar el Fondo Soberano de ahorro a US $2 billones (el mayor del mundo) para tan sólo 6 millones de habitantes, invirtiendo en educación, salud, carreteras, pensiones, así como la inversión directa en 2 mil empresas en todo el mundo.

Analistas e investigadores de International Energy Agency (por sus siglas IEA), en 2021 encontraron una relación directa entre la baja de producción de petróleo y el aumento en la deuda de la compañía: Pemex no ha logrado subir los números de su negocio más rentable –el de producción y exploración– y ha gastado dinero en negocios que le generan pérdidas continúas como la producción de combustibles y el negocio de fertilizantes.


Independientemente de la temática del mercado mundial petrolero, las guerras, las caídas de precio, etc. PEMEX está inundado no de petróleo sino de corrupción, número excesivo de personal, sobreprecio al 200% en la construcción de la refinería Dos Bocas, Huachicoleo con importación de contrabando de Estados Unidos a México ante la vista de las aduanas.


Al final de cuentas, éramos el cuerno de la abundancia; la abundancia se fue y nos quedamos con el cuerno. Un cuerno llamado PEMEX que como “bumeran” por más que se lance seguirá endeudando a los mexicanos.


Licenciado en Derecho. Activista social.

efconsultor@yahoo.com