SEGUNDA PARTE
En Octubre de 2008 Polanco me recibió nuevamente con el calor característico de esta región barranquera, un viernes anterior por la noche vi a Don Ramón Alderete en la ciudad de Parral, yo iba con destino a Durango a clases a la Normal Superior de la Laguna donde estudiaba en la modalidad mixta y Don Ramón llegaba un poco mermado de salud procedente de su pueblo y fueron a recibirlo a la central camionera una de sus hijas y su yerno el profesor Alberto Valdivia, después de más de dos años y dada su situación de salud él no me reconoció, le comenté que ya venía de la “Otra Sierra” después de dar clases dos años ahí y que la siguiente semana estaría de vuelta en Polanco, siempre quise volver a Polanco, ese pueblo robó mi corazón desde el primer momento y me sentía identificado con él, en el municipio de Morelos en la localidad del Tablón mis alumnos siempre me reprocharon que mencionaba mucho a la localidad de Polanco, pero después de un año y medio cuando ya El Tablón había ganado un lugar en mi corazón me llegó una orden inmediata de mi inspector escolar de abandonar ese centro de trabajo y presentarme a más tardar en tres días en la comunidad de Ciénega Prieta en las colindancias con Guadalupe y Calvo sin posibilidad de rechazar el movimiento a no ser con mi renuncia. Yo no pedí mi cambio de Polanco, tampoco pedí mi cambio del Tablón y pude entender en ese momento que no era dueño de mi destino que era un simple soldado de la educación sujeto a cumplir órdenes de manera inmediata y efectiva. En Ciénega Prieta mi estancia fue corta pero productiva, ya llevaba recomendaciones de mis exalumnos y personas de la comunidad de modo que en esta nueva comunidad no era un completo desconocido, tuve excelentes alumnos fortalecí mi carácter y mi experiencia y me encontré nuevamente con unos instrumentos de Banda de Guerra que me hicieron revivir mis tiempos de bachiller como comandante de la banda de guerra del CBTis 228 extensión Balleza, los avances fueron notorios pero en esta ocasión recordé que el inspector me había dicho unos meses atrás que me felicitaba por acatar sus órdenes sin discutir (mi admiración por la milicia siempre me hizo entender que las ordenes se cumplen y no se discuten) y que me movería a una nueva escuela donde me fuera más fácil salir a estudiar mi carrera en proceso a la que asistía hasta Gómez Palacio abordando “El Gavilán de Acero” para continuar por tierra de Guachochi hasta mi destino, llamé a mi inspector, el profesor Ruperto Espinoza que esta vez me contestó de mejor manera concediéndome el cambio a la Telesecundaria 6145 de Polanco Batopilas a donde llegué nuevamente un 6 de Octubre a la una de la tarde con 58 minutos para conocer ahora si por completo al primer pueblo que me recibió como profesor, momentos muy importantes pasé ahí, de tensión, incertidumbre y de júbilo, parado sobre ese suelo miré al cielo y acepté nuevamente el reto. (CONTINUARÁ)
MTRO. DAGOBERTO VILLALOBOS SÁNCHEZ (“EL SEDUCTOR DE LA PALABRA”)