/ martes 16 de julio de 2024

Perfil humano | La oposición del poder judicial y la sobrerrepresentación legislativa

Tarde pero al fin los funcionarios y empleados del poder judicial se manifestaron en contra de las reformas presidenciales frente al edificio del congreso federal.

Lo debieron haber hecho desde que empezaron las andanadas en su contra por parte del conductor de las mañaneras, quien un día sí y otro no los acusa de todos los males que sufre el país.

Obviamente la intencionalidad presidencial huele más a venganza personal desde que su fiel Saldívar abandonó la presidencia de la Suprema Corte y este máximo tribunal le ha detenido sus inconstitucionales iniciativas.

Además le sirve de cortina de humo para intentar tapar sus evidentes fallas y omisiones al final de su gobierno.

Hablando claramente, ¿la elección popular de los funcionarios judiciales si garantizará su honradez, eficacia e imparcialidad?

Los representantes de los poderes ejecutivo y legislativo hasta la fecha han sido electos y sobran ejemplos de su corrupción e ineficacia.

Entonces el problema del poder judicial no es tanto democrático como intentan demostrarlo sus detractores sino de implementar los mecanismos adecuados para lograr una justicia imparcial y eficaz.

Durante la manifestación de los trabajadores judiciales (lo son desde el más humilde empleado hasta el más encumbrado ministro), un magistrado federal puso el dedo en la llaga en la sobrerrepresentación legislativa.

Expuso que el artículo 54 constitucional estipula que por ningún motivo un partido político podría contar con una representación de diputados que exceda al 8 por ciento de la obtenida en la elección nacional.

De esta forma si el partido oficialista tuvo el 52 por ciento de los votos no podría tener el 70 por ciento como lo pretenden en la Cámara Baja.

La artimaña que han manejado los morenistas y sus aliados hasta ahora para lograr la sobre representación es que como coalición sí pueden obtenerla, lo cual evidentemente no es constitucional.

A cada partido le corresponde solo la proporción de plurinominales de acuerdo a los votos que obtuvo. Si se alía el partido oficialista con otras bancadas para lograr la mayoría calificada sería otra cosa.

Regresando a la reforma judicial que se pretende aprobar en septiembre cuando se instale el nuevo congreso federal, los foros y las declaraciones que se han efectuado han puesto en evidencia las obvias contradicciones y aberraciones de la misma.

También han expuesto el autoritarismo presidencial que persiste pues la petición pública de la ministra Norma Piña de dialogar con el actual presidente y la presidente electa de inmediato fue rechazada y remitida para que la hiciera a los legisladores.

Esa es la postura “democrática” que no solo no reconoce al otro poder autónomo sino intenta eliminar a sus representantes para poder poner otros más dóciles al estilo de Arturito Saldívar.

Bueno, hasta la bisoña que ahora despacha en Gobernación, próxima líder nacional de Morena por dedazo presidencial, se dio el lujo de cerrarle la puerta a la presidente de la SCJN.

El modelito propuesto por la 4T se basa tal vez en el boliviano que impuso Evo Morales en su país con resultados negativos según lo informan acreditados organismos internacionales.

Si los mexicanos andamos de reformistas y también estamos cansados del actual régimen presidencialista autoritario, ¿por qué mejor no lo cambiamos de una vez por otro más democrático como podría ser uno parlamentario que funcione bien como el de las naciones europeas nórdicas?


Investigador. Profesor de la Facultad de Filosofía y Letras de la UACh

efernandezarmendariz@gmail.com


Tarde pero al fin los funcionarios y empleados del poder judicial se manifestaron en contra de las reformas presidenciales frente al edificio del congreso federal.

Lo debieron haber hecho desde que empezaron las andanadas en su contra por parte del conductor de las mañaneras, quien un día sí y otro no los acusa de todos los males que sufre el país.

Obviamente la intencionalidad presidencial huele más a venganza personal desde que su fiel Saldívar abandonó la presidencia de la Suprema Corte y este máximo tribunal le ha detenido sus inconstitucionales iniciativas.

Además le sirve de cortina de humo para intentar tapar sus evidentes fallas y omisiones al final de su gobierno.

Hablando claramente, ¿la elección popular de los funcionarios judiciales si garantizará su honradez, eficacia e imparcialidad?

Los representantes de los poderes ejecutivo y legislativo hasta la fecha han sido electos y sobran ejemplos de su corrupción e ineficacia.

Entonces el problema del poder judicial no es tanto democrático como intentan demostrarlo sus detractores sino de implementar los mecanismos adecuados para lograr una justicia imparcial y eficaz.

Durante la manifestación de los trabajadores judiciales (lo son desde el más humilde empleado hasta el más encumbrado ministro), un magistrado federal puso el dedo en la llaga en la sobrerrepresentación legislativa.

Expuso que el artículo 54 constitucional estipula que por ningún motivo un partido político podría contar con una representación de diputados que exceda al 8 por ciento de la obtenida en la elección nacional.

De esta forma si el partido oficialista tuvo el 52 por ciento de los votos no podría tener el 70 por ciento como lo pretenden en la Cámara Baja.

La artimaña que han manejado los morenistas y sus aliados hasta ahora para lograr la sobre representación es que como coalición sí pueden obtenerla, lo cual evidentemente no es constitucional.

A cada partido le corresponde solo la proporción de plurinominales de acuerdo a los votos que obtuvo. Si se alía el partido oficialista con otras bancadas para lograr la mayoría calificada sería otra cosa.

Regresando a la reforma judicial que se pretende aprobar en septiembre cuando se instale el nuevo congreso federal, los foros y las declaraciones que se han efectuado han puesto en evidencia las obvias contradicciones y aberraciones de la misma.

También han expuesto el autoritarismo presidencial que persiste pues la petición pública de la ministra Norma Piña de dialogar con el actual presidente y la presidente electa de inmediato fue rechazada y remitida para que la hiciera a los legisladores.

Esa es la postura “democrática” que no solo no reconoce al otro poder autónomo sino intenta eliminar a sus representantes para poder poner otros más dóciles al estilo de Arturito Saldívar.

Bueno, hasta la bisoña que ahora despacha en Gobernación, próxima líder nacional de Morena por dedazo presidencial, se dio el lujo de cerrarle la puerta a la presidente de la SCJN.

El modelito propuesto por la 4T se basa tal vez en el boliviano que impuso Evo Morales en su país con resultados negativos según lo informan acreditados organismos internacionales.

Si los mexicanos andamos de reformistas y también estamos cansados del actual régimen presidencialista autoritario, ¿por qué mejor no lo cambiamos de una vez por otro más democrático como podría ser uno parlamentario que funcione bien como el de las naciones europeas nórdicas?


Investigador. Profesor de la Facultad de Filosofía y Letras de la UACh

efernandezarmendariz@gmail.com