En esta segunda parte me voy a referir a que, no obstante al crecimiento y desarrollo de la ciudad, aún conserva vestigios de una época brillante, donde hubo bonanza por el auge minero, comercial y social que se vivió, gracias a los extranjeros que llegaron buscando fortuna y que podemos conocer por la literatura y material fotográfico de ese tiempo en la historia, y así nos vamos formando una idea de cómo fue apareciendo la urbanización de nuestro querido Parral; a medida que otras colonias y barrios se iban formando, nace la que fue la Colonia Minera, a la orilla del cerco o barda que delimita la propiedad de la compañía y en la que se asentaron las familias de los trabajadores de la Mina La Prieta y que se extendió hasta lo que hoy es la caseta de entrada a las instalaciones de la mina. Posteriormente se fundó ahí la colonia Fátima, a ambos lados de un canal que se conocía como el canal de la Bartolomé de Medina y que nace junto a la Capilla del Sagrado Corazón de Jesús; dicho canal fue cubierto para dar paso a la calle que lleva ese nombre y continúa hacia la calle Jesús García, pasando la glorieta con la estatua en honor a este ferrocarrilero, por su heroísmo en la tragedia de Nacozari Sonora; al final y cruzando con la Calle Mercaderes, se convierte en callejón San Ginés para desembocar finalmente en el Río Parral por debajo del moderno Paseo Gómez Morín; poco antes y hacia la parte alta, se deriva la calle Del Cerro, sector donde hubo muchas viviendas de los trabajadores de la mina, para más adelante bifurcarse en el callejón de la Segunda del Cerro de la Cruz, hacia atrás del hoy Centro Juvenil Parralense y conectando así con la Colonia Talleres. Arriba de la Colonia Fátima existió el Barrio Quintas de la Estación, del que quedan sólo algunas ruinas y fue fundado por los peones ferrocarrileros que trabajaban en el mantenimiento de las vías y máquinas del tren del ramal que pasaba de Jiménez hasta Rosario Durango. Volviendo a la Colonia Minera, hubo un lugar llamado las Pilas de Cuco Reyna, donde descargaba el agua que procedía de la mina y quien construyó unas piletas o chapoteaderos, a donde acudíamos niños y jóvenes a bañarnos. Hay versiones de que por esos rumbos abundó mucho el agua para los vecinos.De ahí en adelante, todo estaba despoblado, todo eran lomas, hasta al lugar donde salía y entraba la vía del ferrocarril, con furgones y plataformas cargadas de metales; más adelante y al lado derecho se encuentra el depósito de los jales, que es el desecho que resulta del molimiento de los metales y que hoy en la actualidad están siendo procesados para su aprovechamiento. Después y con el crecimiento de la población vino también la creación de otras colonias populares, como la Colonia Primavera que se ubica en la parte de arriba de las oficinas de cobro de CFE, y la colonia Topochico, originada del Barrio del mismo nombre, que colinda con la calle Centenario, formada por callejuelas y callejones que desembocan a un lado del puente de Guanajuato. Muchas otras colonias se fueron conformando con el devenir del tiempo y fuera del primer cuadro de la ciudad, como Altavista, Kennedy, Américas y Las Fuentes en su primera etapa. Así como también la extensa Colonia Juárez, como extensión de la colonia Las Quintas.El crecimiento económico y social se conoce a través de las fotos del pasado, donde vemos personajes en las calles y negociaciones, vestidos con toda formalidad, en traje y corbata hasta de moño, lo que denota la elegancia que caracterizaba a los parralenses; se fundaron negociaciones importantes como la “Pablo Bergner”, dedicada a la ferretería y maquinaria para minería; la “J.A. Castillo”, importadora de vinos, licores y whiskys, que también tenía la distribución del tequila Jalisco. La Villa de Grado, una de las tiendas de mayor tradición de Parral, ubicada a un costado del antiguo templo de Nuestra Señora de Guadalupe, hoy Catedral de Guadalupe. Otra negociación de abarrotes llamada “El Progreso”, así como Mercería “La Palma” del Sr. Zawads, dedicada a la venta de todo tipo de instrumentos musicales, joyería, ferretería y cristales, importados de Europa y E.U.En los antiguos y originales lugares de nuestro querido Parral, una foto captura la imagen de un “Paseo del domingo en la Plaza Principal; al fondo, la negociación donde se instaló la distribuidora de automóviles y posteriormente el cine Alcázar, con la vista al fondo del cerro de la Cruz”, le acompaña el verso: “En la estepa sin horizontes de mi vida, guiado por un presentimiento, voy en busca de mi tiempo, el que un día se me fue de las manos”: Víctor Aldrete. (El Parral de mis recuerdos, Segunda edición, Gobierno del Estado de Chihuahua, 2001).
En esta segunda parte me voy a referir a que, no obstante al crecimiento y desarrollo de la ciudad, aún conserva vestigios de una época brillante, donde hubo bonanza por el auge minero, comercial y social que se vivió, gracias a los extranjeros que llegaron buscando fortuna y que podemos conocer por la literatura y material fotográfico de ese tiempo en la historia, y así nos vamos formando una idea de cómo fue apareciendo la urbanización de nuestro querido Parral; a medida que otras colonias y barrios se iban formando, nace la que fue la Colonia Minera, a la orilla del cerco o barda que delimita la propiedad de la compañía y en la que se asentaron las familias de los trabajadores de la Mina La Prieta y que se extendió hasta lo que hoy es la caseta de entrada a las instalaciones de la mina. Posteriormente se fundó ahí la colonia Fátima, a ambos lados de un canal que se conocía como el canal de la Bartolomé de Medina y que nace junto a la Capilla del Sagrado Corazón de Jesús; dicho canal fue cubierto para dar paso a la calle que lleva ese nombre y continúa hacia la calle Jesús García, pasando la glorieta con la estatua en honor a este ferrocarrilero, por su heroísmo en la tragedia de Nacozari Sonora; al final y cruzando con la Calle Mercaderes, se convierte en callejón San Ginés para desembocar finalmente en el Río Parral por debajo del moderno Paseo Gómez Morín; poco antes y hacia la parte alta, se deriva la calle Del Cerro, sector donde hubo muchas viviendas de los trabajadores de la mina, para más adelante bifurcarse en el callejón de la Segunda del Cerro de la Cruz, hacia atrás del hoy Centro Juvenil Parralense y conectando así con la Colonia Talleres. Arriba de la Colonia Fátima existió el Barrio Quintas de la Estación, del que quedan sólo algunas ruinas y fue fundado por los peones ferrocarrileros que trabajaban en el mantenimiento de las vías y máquinas del tren del ramal que pasaba de Jiménez hasta Rosario Durango. Volviendo a la Colonia Minera, hubo un lugar llamado las Pilas de Cuco Reyna, donde descargaba el agua que procedía de la mina y quien construyó unas piletas o chapoteaderos, a donde acudíamos niños y jóvenes a bañarnos. Hay versiones de que por esos rumbos abundó mucho el agua para los vecinos.De ahí en adelante, todo estaba despoblado, todo eran lomas, hasta al lugar donde salía y entraba la vía del ferrocarril, con furgones y plataformas cargadas de metales; más adelante y al lado derecho se encuentra el depósito de los jales, que es el desecho que resulta del molimiento de los metales y que hoy en la actualidad están siendo procesados para su aprovechamiento. Después y con el crecimiento de la población vino también la creación de otras colonias populares, como la Colonia Primavera que se ubica en la parte de arriba de las oficinas de cobro de CFE, y la colonia Topochico, originada del Barrio del mismo nombre, que colinda con la calle Centenario, formada por callejuelas y callejones que desembocan a un lado del puente de Guanajuato. Muchas otras colonias se fueron conformando con el devenir del tiempo y fuera del primer cuadro de la ciudad, como Altavista, Kennedy, Américas y Las Fuentes en su primera etapa. Así como también la extensa Colonia Juárez, como extensión de la colonia Las Quintas.El crecimiento económico y social se conoce a través de las fotos del pasado, donde vemos personajes en las calles y negociaciones, vestidos con toda formalidad, en traje y corbata hasta de moño, lo que denota la elegancia que caracterizaba a los parralenses; se fundaron negociaciones importantes como la “Pablo Bergner”, dedicada a la ferretería y maquinaria para minería; la “J.A. Castillo”, importadora de vinos, licores y whiskys, que también tenía la distribución del tequila Jalisco. La Villa de Grado, una de las tiendas de mayor tradición de Parral, ubicada a un costado del antiguo templo de Nuestra Señora de Guadalupe, hoy Catedral de Guadalupe. Otra negociación de abarrotes llamada “El Progreso”, así como Mercería “La Palma” del Sr. Zawads, dedicada a la venta de todo tipo de instrumentos musicales, joyería, ferretería y cristales, importados de Europa y E.U.En los antiguos y originales lugares de nuestro querido Parral, una foto captura la imagen de un “Paseo del domingo en la Plaza Principal; al fondo, la negociación donde se instaló la distribuidora de automóviles y posteriormente el cine Alcázar, con la vista al fondo del cerro de la Cruz”, le acompaña el verso: “En la estepa sin horizontes de mi vida, guiado por un presentimiento, voy en busca de mi tiempo, el que un día se me fue de las manos”: Víctor Aldrete. (El Parral de mis recuerdos, Segunda edición, Gobierno del Estado de Chihuahua, 2001).