/ martes 18 de agosto de 2020

Novelistas contra Historiadores

En el artículo: “La novela histórica y el cuestionamiento de la Historia” del autor Luis Veres, tenemos un panorama del surgimiento de la novela histórica en el siglo XX, en respuesta a la decadencia y falta de credibilidad de la historia. No es nuevo que podamos descubrir el pasado a través de la literatura y que el poder de la ficción sea capaz de hacer justicia y apropiarse de la verdad. “A partir de los años 70 se produce la aparición de una nueva novela histórica como una muestra de la desconfianza en la interpretación académica e histórica y que delega su juicio en la ficción ambientada en el pasado.” (Veres 2007)

En el siglo XX surge una gran cantidad de novelas con referencias históricas en respuesta a la pérdida de credibilidad por los discursos de historia oficiales. La novela historia se presenta como un discurso histórico, semejante a la historia, un discurso que pretende una versión más fidedigna de los acontecimientos o personajes del pasado. El hecho de ser ficción la legítima y da credibilidad.

Como ejemplos tenemos novelas como: Soldados de Salamina, del escritor Javier Cercas o Umberto Eco con El nombre de la rosa. Donde la ficción supera por mucho el verdadero significado de la historia que la historia oficial.

Escritores británicos retoman relatos medievales del rey Arturo, o Tolkien que se basa también en un universo medieval idealizado y hace que la ficción y la imaginación se convierten en herramientas para desempolvar la verdad.

En el caso de la historia de México tenemos que el surgimiento de la novela histórica pone en jaque a la historia oficial que presenta personajes rígidos, intocables, inmaculados o villlanos; como el cura Hidalgo, encasilladlos en el bando de los buenos o los malos, como Pancho Villa. La novela permite crear personas más humanas a los que podemos ver desde otro enfoque. Nos permite abrir nuestros puntos de vista de la historia y ver más allá del héroe o del villano, nos permite comprender mejor nuestro presente. “La existencia de una nueva novela histórica es una realidad incuestionable en México y se presenta como uno de los géneros más socorridos por los escritores para llevar a cabo el análisis de un inicio de siglo crítico, cuando la nación se debate entre los conflictos generados por un lado, por la caída, después de siete décadas de gobierno, del sistema político implantado por los caudillos revolucionarios y por otro, por los cambios económicos y sociales que han afectado al mundo entero. La cantidad de obra publicada hace evidente que la crisis de la sociedad ha hecho que la ficción que revisa la historia sea un elemento fundamental en la cultura mexicana de principios de siglo XXI. Por una parte porque, como manifestación del arte literario, plantea varios de los problemas universales, complejos y esenciales de la narrativa y del uso del lenguaje: frente a los cambios que la concepción de la creación artística experimenta desde el fin de siglo, se entiende la preocupación del narrador, preocupación posmoderna para algunos críticos, por encontrar nuevas formas de expresiones en los viejos moldes de la tradición.” (César Antonio Sotelo Universidad Autónoma de Chihuahua).