“No va a haber traiciones” así le dijo la presidenta electa Claudia Sheinbaum al presidente López Obrador. Estuvieron juntos en Veracruz para inaugurar una carretera en el municipio de Sayula de Alemán. Están en algo así como una gira de despedida, de traspaso del poder y de inauguración de obras, esperemos que buenas y de utilidad para las y los mexicanos.
En ese evento, Sheinbaum Pardo le reafirmó al mandamás que seguirán con los principios del obradorismo y que en su gobierno también “primero los pobres” y “con el pueblo todo, sin el pueblo nada” seguirán siendo banderas.
Ambos dichos, más que principios, son expresiones de López Obrador que tienen poco de fondo, igual que aquellas otras que quedaron a deber. “La corrupción se barre arriba hacia abajo” en relación a que deberían caer primero los corruptos de los altos niveles del gobierno federal, sin que haya pasado absolutamente nada en la materia. Para el gobierno morenista la corrupción no fue un problema, al contrario, convivieron muy bien con ella y con la opacidad que caracterizó todo este sexenio.
En ese mismo tenor están estos dichos. “Primero los pobres” es otra falacia más de este gobierno. En México los mexicanos más pobres dependen más de las remesas y de los apoyos del gobierno federal. No sólo no ha mejorado su situación, ha empeorado, pues la Federación no ha generado los medios para sacar a las personas de la pobreza, no le interesa hacerlo, prefiere tener una base clientelar de la que disponer en cada elección, antes que resolver su situación. Al gobierno de López Obrador y al de Sheinbaum no les interesa acabar con la pobreza.
El otro, el de “con el pueblo todo, sin el pueblo nada” es muy similar. López Obrador hizo poco por su tan mencionado pueblo. En materia de salud o de seguridad lo abandonó completamente. El Insabi, su gran fracaso, costó 545 mil 900 millones de pesos. Un gasto exorbitante que no sirvió para atender a los más de 66 millones de mexicanos que no cuentan con seguridad social en nuestro país. A este fracaso también hay que sumarle la Mega Farmacia del Bienestar, un ente por demás opaco e ineficiente que tampoco ha funcionado.
Esta política fallida en materia de salud ha ocasionado que la esperanza de vida en nuestro país se reduzca en 4.6 años, un retroceso que nos coloca en los niveles de hace treinta años. Tenemos la esperanza de vida más baja de las naciones que integran la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, de 75 años bajó a 71.
Como se puede apreciar, los dichos de López Obrador han terminado siendo sólo eso: dichos, frases huecas, sin fondo y, sobre todo, sin honestidad. Ojalá que la presidenta electa no caiga en los mismos errores, porque así como el presidente traicionó a los mexicanos y mexicanas, ella también ¿nos va a traicionar?
Licenciado en Derecho. Militante del PAN. Director de comercialización, evaluación y atención ciudadana de la JCAS del Estado.
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Lic. Francisco “Paco” Navarro