La reciente elección presidencial de Estados Unidos de América (EUA) mantuvo expectantes a gobiernos y personas de todo el mundo y volvió a mostrar peculiaridades del sistema político de ese país. Refiero en esta primera parte dos de seis peculiaridades.
1. Democracia indirecta.
Tema relevante y conocido es que la elección presidencial en EUA es indirecta: las y los ciudadanos no eligen a la o el Presidente sino a personas postuladas como “Electores” por cada partido en cada Estado y el Distrito Columbia; el número de Electores de cada estado es más o menos proporcional a su población. El partido que obtiene más votos en cada Estado recibe en bloque el voto de todos sus electores, quienes días después, como Colegio Electoral elegirán a la o el Presidente.
La asignación en bloque de los Electores de cada Estado, introduce distorsiones entre la voluntad popular -esencia de toda democracia- expresada en el voto popular directo, y el resultado electoral, esto es, entre la proporción de votos populares -directos-, y la de votos electorales -indirectos- que obtiene cada candidata/o. Dos ejemplos extremos: en 1980 Ronald Reagan obtuvo 55% del voto popular, pero recibió 91% del voto electoral; en la siguiente elección,1984, Regan obtuvo 59% del voto popular y recibió 98% del voto electoral.
La distorsión es radical cuando modifica la voluntad del pueblo expresada en votos directos, lo que ha sucedido en 4 elecciones presidenciales en que los ganadores obtuvieron menos del 50% de los votos populares, pero recibieron más votos electorales y ganaron. La primera ocasión fue en 1876, elección casi empatada, cuando Samuel Tilden, Partido Demócrata, obtuvo 51.8% del voto popular, pero recibió sólo 49.9% del voto electoral, perdiendo así la Presidencia frente a Rutherford Hayes, Republicano, que obtuvo 48.2% del voto popular y 50.1% del voto electoral, un voto electoral más que Tilden. La segunda ocasión fue en 1888, cuando Grover Cleveland, Demócrata, obtuvo 50.5% del voto popular pero solo recibió 41.9% del voto electoral, quedando en la Presidencia Benjamin Harrison, Republicano. El tercer caso, el más disputado en votación popular y electoral, fue en el año 2000, cuando Al Gore, demócrata, obtuvo 50.3% del voto popular, medio punto porcentual más que el 49.7% de G. W. Bush, Republicano, que recibió 50.5% del voto electoral y ganó la Presidencia. El cuarto caso fue en 2016, cuando Donald Trump, Republicano, obtuvo 48.9% del voto popular -directo- pero recibió 57.3% del voto electoral -indirecto-, ganando la Presidencia a Hillary Clinton, demócrata.
2. Dinero en campañas.
El dinero que gastan las y los candidatos a cargos de elección de EUA asciende a miles de millones de dólares, poniendo las candidaturas solo al alcance de las esferas de gran riqueza. Surge de ahí una gran distorsión de la democracia porque quienes donan esperan recibir algo grande a cambio. Entre los sectores que más donan están el de armamento y equipos militares, el de hidrocarburos y el automotriz. Con dinero, las y los candidatos tienen espacios en medios de difusión y movilizar colaboradores de campaña.
En la campaña de 2020 Joe Biden gastó 1,380 millones de dólares (25,700 millones de pesos mexicanos), según medios informativos. En 2024, Trump recaudó 1,800 millones de dólares (36,000 millones de pesos) y Harris 2,300 millones (46,000 millones de pesos), según el Canal de Noticias RT.
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