Vivimos momentos donde ya puede pasar cualquier cosa y nada nos sorprende. La retirada de un candidato de la presidencia de cualquier país, a estas alturas del partido, es algo que debería sorprender a cualquier persona. Hoy no estamos hablando de cualquier persona, es el actual presidente de los Estados Unidos el que fue derrotado antes de la elección. Un presidente al que no le ha ido mal en la gestión de su gobierno, que mantiene buenos números en los temas económicos y que ha mantenido un liderazgo decente en el mundo. Sin embargo, el crecimiento de un personaje como Trump frente a Biden hizo que los miedos comenzaran a mostrar más sus debilidades.
Esta decisión no fue nada sencilla para los demócratas, ya que existen factores que pocas personas saben. La recaudación que Biden ya tenía hasta esta fecha no podrá ser utilizada por Kamala Harris, quien tiene más posibilidad de encabezar el ticket electoral de este partido. Esta pérdida económica y el poco tiempo que queda para la elección hacen que la recaudación sea un factor muy negativo.
Otro hecho es que cada estado tiene fechas límite para cerrar el registro de los candidatos a la presidencia, y esto pone en un aprieto al partido demócrata porque aún no es seguro que Kamala Harris sea su candidata, y en caso de que no exista un acuerdo, se tendría que definir en una convención que llegaría casi al límite de fecha que pone Ohio, un estado clave en la elección. De no llegar a un acuerdo, los demócratas no podrían competir en ese estado.
La retirada de Biden tardó mucho y eso les va a afectar bastante. Quedará un presidente que mostró y aceptó su debilidad en plena campaña electoral. Además, es claro que para Biden nunca fue Harris su favorita, pero las circunstancias lo obligan a apoyarla sin que eso sea una garantía para llegar a su candidatura.
De llegar a quedar un Trump vs Harris, estaríamos en el preámbulo de la campaña más racista de la historia. Esto podría despertar un sentimiento que, evidentemente, duerme dentro de los corazones de muchos estadounidenses y, con esto, polarizar completamente a un país que ha mostrado síntomas de problemas serios de personas con odio que han realizado actos monstruosos.
En Estados Unidos existe un bipartidismo muy exacerbado. Las personas se casan con los partidos sin importar tanto la figura del candidato. El tema ahorita es que están en un empate técnico, por lo que la persona candidata define esos votos que le podrían dar la victoria a uno u otro. En elecciones anteriores, las candidaturas lo que hacían era definir si sus mismos partidarios salían o no a votar dependiendo de los ánimos que estos inyectaran a la elección. Sin embargo, hoy el panorama hace que necesiten incentivar a indecisos o contrarios a definir su voto por él o ella.
Esperemos que los demócratas sepan construir una candidatura rápida que pueda hacerle competencia a un fenómeno mediático como es el de Donald Trump. Esto hará que se modere la narrativa y mejore la calidad de la política americana que, como hemos visto en los últimos días con el atentado, ha llegado a extremos negativos.
Licenciado en Creación y Desarrollo de Empresas. Empresario.
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