La posible captura de Ismael El Mayo Zambada, líder del Cártel de Sinaloa, marcaría un hito en la historia de México. Durante más de cuarenta años, El Mayo ha evadido a las autoridades, consolidándose como una figura clave en una de las organizaciones criminales más poderosas del país. Su arresto tendría implicaciones profundas, extendiéndose más allá del ámbito del narcotráfico e impactando significativamente a la clase política mexicana y el entramado de poder que ha permitido la existencia de estos grupos.
Ismael Zambada García ha sido una figura casi legendaria en el narcotráfico mexicano. A diferencia de otros capos como Joaquín El Chapo Guzmán, El Mayo ha mantenido un perfil bajo, evitando la exposición mediática. Esta discreción le ha permitido esquivar la captura durante décadas y consolidar su poder dentro del Cártel de Sinaloa, incluso cuando sus socios más cercanos fueron arrestados o eliminados. Conocido por su capacidad para negociar y mantener la cohesión dentro del cártel, El Mayo ha gestionado finanzas, contactos y rutas de tráfico con una eficacia notable, resistiendo los embates de las fuerzas de seguridad tanto mexicanas como internacionales.
La captura de El Mayo representaría un golpe devastador para el Cártel de Sinaloa, considerado uno de los grupos criminales más influyentes a nivel global. Sin embargo, la historia demuestra que la captura de un líder no siempre implica el desmantelamiento de la organización. En el caso del Cártel de Sinaloa, la ausencia de El Mayo podría desencadenar una feroz lucha interna por el control, con distintas facciones disputándose el liderazgo. Este vacío de poder podría incrementar la violencia, no sólo dentro del cártel, sino en todo el país, mientras otros grupos criminales intentan aprovechar la situación para expandir su influencia.
Existe el riesgo de que esta captura revele conexiones incómodas entre el narcotráfico y sectores de la política. La relación entre el crimen organizado y la política en México ha sido denunciada en numerosas ocasiones, pero rara vez abordada de manera frontal por las autoridades. La detención de El Mayo podría sacar a la luz nexos de corrupción que involucren a políticos, funcionarios de alto nivel y fuerzas de seguridad, desatando una crisis política de grandes proporciones.
Además, la captura podría intensificar la presión internacional sobre México, especialmente por parte de Estados Unidos, para que adopte una postura más agresiva en la lucha contra el narcotráfico. Esto podría traducirse en una mayor cooperación bilateral en materia de seguridad, lo que algunos sectores en México podrían interpretar como una injerencia en la soberanía del país. La intervención estadounidense en asuntos de seguridad ha sido históricamente un tema sensible en México, y una mayor colaboración podría generar tensiones políticas y sociales.
La captura de El Mayo plantea desafíos considerables para el gobierno de AMLO en términos de su estrategia de seguridad. Desde el inicio de su mandato, López Obrador ha promovido una política de "abrazos, no balazos", priorizando el desarrollo social y la creación de oportunidades como medios para combatir el crimen. Sin embargo, la detención de un capo tan importante podría ser vista como un giro hacia una estrategia más confrontacional, lo que podría alienar a algunos de sus seguidores y provocar divisiones dentro de su propio movimiento.
Lic. en Derecho y litigación oral, Forma Parte del Colectivo La Caja (Herramientas Ciudadanas)
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