Por: Óscar A. Viramontes Olivas
violioscar@gmail.com
Con orgullo y cariño en este día donde Crónicas Urbanas hace un reconocimiento y homenaje al basquetbol chihuahuense, como un deporte que se ha impuesto sobre la afición de todas las edades, sobre todo, donde han desfilado un sinfín de personajes que han marcado gloria a lo largo del tiempo. Habremos de ocuparnos de este intrépido deporte y de algunos de sus deportistas que con sus hazañas han aumentado el prestigio del solar nativo llamado Chihuahua. El tema es harto difícil y complicado, además de peligroso porque siempre se abordarán cuestiones históricas, donde se corre el riesgo de incurrir en omisiones o errores máximos por la prematura del tiempo y el espacio que no nos permitió encontrar los elementos de investigación necesarios, para realizar un trabajo meticuloso como hubiéramos querido hacer.
Por ello rogamos que disculpen las omisiones o errores que pudieran encontrarse en este humilde trabajo que dedicamos con todo cariño, afecto y cordialidad a quiénes en una forma u otra, han contribuido al fomento, progreso y dignificación del deporte chihuahuense, que conscientes de la importancia para el desarrollo de un pueblo que tiene a la educación física para esforzándose en la planeación del deporte, actividad que caracteriza a los pueblos fuertes, sanos y civilizados, no solamente en el encausamiento de los jóvenes por el sendero del progreso, sino para que el bendito nombre de Chihuahua sea también respetado en las diferentes manifestaciones del deporte y específicamente del basquetbol ya que la práctica del básquetbol en esta ciudad, se iniciaría de manera informal a principios de la primera década del siglo XX y para 1920, se llevaría a cabo el primer encuentro debidamente organizado en esta ciudad, enfrentándose los primeros equipos “El Instituto” y la “Guay”, los únicos existentes en aquella época contando sólo con siete jugadores, cada uno con cinco titulares y dos de reserva por bando.
En aquella precaria época era costumbre que los jugadores que participaban en un evento lo terminaban, siendo sustituidos solamente cuando salían por causas personales, de tal manera que en muchas ocasiones los “reservistas” o “banqueros” sólo la hacían de espectadores. Este memorable juego se efectuaría en la plaza de toros “Santa Rita” que estaba ubicada frente a la Quinta Gameros, pues no había otro lugar apropiado para el efecto, habiendo ganado el “Instituto” en cuyo conjunto alinearían el ilustrísimo doctor Julio Ornelas K., Víctor M. Heredia, el doctor Francisco José Prieto que era el supervisor general del Instituto Mexicano del Seguro Social en el estado de Chihuahua, Francisco Valenzuela y Pérez Castillo entre otros, cuyos nombres lamentablemente no recordamos.
El equipo de la Guay estaba formado por un reconocido y querido personaje y me refiero a Leonardo “Nayo” Revilla, Ramiro López, Florentino, Erasmo Favela, los hermanos Antonio y Porfirio Muñoz Ledo y Mario Lara. En este grupo de paladines de la noble cruzada, pondría los cimientos de lo que al correr de los años había de ser la “cátedra” del básquet básquetbol mexicano en 1921, llevándose a cabo el primer campeonato de la ciudad, donde se enfrentarían los mismos conjuntos, el “Instituto” y la “Guay”, ganando éste con los que se sus integrantes obtendrían una doble satisfacción, sacarse la espina que los estudiantes les habían clavado en el primer choque formal y ser los primeros campeones de esta ciudad de Chihuahua. Chihuahua asistiría a un torneo nacional ese mismo año (1921), donde estarían el buen Nayo Revilla, Reynaldo Horcasitas, Enrique Caballero, Alberto Muñoz Ledo, Ramiro López y Porfirio Muñoz Ledo. El Campeonato tuvo por sede la ciudad de Guadalajara, Jalisco y aparte de Chihuahua se disputarían el título de “Medicina”, de Jalisco; Zas, del Distrito Federal; Guanajuato, Puebla y Querétaro. El equipo de Medicina ganaría el campeonato; Distrito Federal el segundo y Chihuahua el tercero.
Sin duda en el estado de Chihuahua comenzaría una época de oro dentro del panorama nacional en los calurosos meses del verano de 1935, cuando el entonces gobernador del Estado el general don Rodrigo M. Quevedo, apoyaría económicamente con gran intensidad al básquet, dándose los primeros pasos para que nuestro terruño tomará un lugar importantísima en la producción de grandes semillero dentro del básquetbol local, nacional e internacional. En el inicio de la administración de don Rodrigo M. Quevedo en 1932, siempre existió la idea de impulsar el deporte en todas sus esferas estatales, por lo que en el último periodo de su mandato, se promovería la construcción de un gimnasio que sería concluido a principios de 1934 y que por acuerdo de la plana mayor de los políticos y deportistas de aquella época, el nuevo edificio destinado para el deporte ráfaga más formal llevaría por nombre el de “Rodrigo M. Quevedo”, ubicado entre las calles Vicente Guerrero y calle Once. Lo más sorprendente es que fue uno de los primeros gimnasios en la República mexicana que motivó para que se trajeran jugadores mexicanos radicados en El Paso, Texas, Estados Unidos, para que impartieran sus conocimientos de calidad basquetbolista a los jugadores locales.
Una vez terminado el gimnasio y para darle importancia a la obra, al momento de su inauguración, se desarrollaría el Campeonato estatal donde por primera vez, participarían cuatro equipos de primera fuerza representados por cuatro ciudades del estado de Chihuahua, entre ellas Ciudad Juárez, San Buenaventura, Los mormones de Casas Grandes y el equipo local representativo de Chihuahua. Este campeonato fue muy peleado y espectacular, donde los jóvenes basquetbolistas darían la casta para representar a sus ciudades de origen y donde se jugaría el “todo por el todo”. Aquí en este estresante juego, saldría victorioso el sorprendente equipo de San Buenaventura, patrocinado por los entusiastas hermanos Pepe y Ambrosio Royo quien con la maquinaria arrolladora de sus muchachos, lograrían detener a uno de los equipos más fuertes comandados por los hermanos Martínez, entre ellos Kiko, Pedro, Marcos y dos jugadores más de El Paso, Texas.
Así fue, los muchachos de San Buenaventura serían los campeones estatales dando paso a la organización de la selección estatal que representaría a Chihuahua en el Campeonato nacional, el que sería llevado a cabo por primera vez en nuestra ciudad capital, resultando espectacularmente campeones nacionales nuestros pupilos, originando una cadena larga de triunfos que les valdría ser considerados como el mejor equipo nacional. De todos estos triunfos e importantes acontecimientos, surgiría un equipo que sería leyenda en esos tiempos y, me refiero a “Dorados”. Este nombre surgiría debido al color del uniforme dorado que se había escogido para el mismo y el responsable del “bautizo” sería por parte de uno de los cronistas más importantes de la época en la rama del juego “ráfaga”, don Casimiro, que debido al color del uniforme, les llamaría en sus narraciones como “Dorados de la División del Norte” en la rama varonil y años después el de “Adelitas” al equipo femenil de primera fuerza.
Desde que Chihuahua iniciara de forma orgánica la práctica de los deportes, significó para todos los aficionados a esas nobles actividades, un motivo de orgullo para intervenir en competencias locales, estatales, nacionales e internacionales, siendo el básquetbol el deporte que primeramente se comenzaría a jugar aunque de manera informal en 1910 en la YMCA que en aquella lejana época, ocupaba el tercer piso del desaparecido “Teatro de los Héroes”, instalándose ahí una sola canasta en la que practicaban los pioneros del básquetbol chihuahuense sin imaginarse siquiera, que se estaba introduciendo en esta ciudad el deporte que al correr de los años, sería uno de los más populares, llegando a despertar el entusiasmo del pueblo de antaño, indiferente a esas actividades, llevándolo a participar directa e indirectamente de las inquietudes de sus basquetbolistas a tal grado, que difícilmente se encuentra un ciudadano en todo Chihuahua que no sienta pasión u inclinación o simplemente, simpatía hacia el deporte. Todos esperaban con ansia las actuaciones de sus jugadores; todos están pendientes del resultado de un juego, una serie o un campeonato, mostrando vivo interés y cariño con sus ídolos deportivos.
El deporte “ráfaga” se impone en Chihuahua, forma parte de los Archivos Perdidos de las Crónicas Urbanas. Si desea los libros de la colección de los Archivos Perdidos, tomos del I al IX, adquiéralos en Librería Kosmos (Josué Neri Santos No. 111).
Fuentes:
Apuntes del profesor Alfredo Miledy y Guillermo Guerrero L.
Archivos Perdidos de las Crónicas Urbanas de Chihuahua.
Fotos: YMCA-Chihuahua, APCUCh y Foto-100 años del Deporte Ráfaga