Nacida en Tepatepec, comunidad ubicada en la cabecera de Francisco I. Madero, en el Estado de Hidalgo, hasta ahora fuera de radar para muchos de nosotros, y a menos de una hora de Pachuca. Es uno de los municipios más pobres y marginados de México. Su padre, Heladio Gálvez Cruz, maestro rural originario del Valle del Mezquital, región Otomí y su madre, Bertha Ruiz López, dedicada a las labores domésticas. Los abuelos paternos y el mismo papá de Xóchitl hablaban “hñahñu”, una de las lenguas otomí, razón por la que ella se autodefine orgullosamente como indígena de raíces otomíes.
Sus detractores le critican ya que dicen, es una mujer blanca y bien acomodada, por lo tanto no puede ser indígena, sin embargo, en las propias palabras de Xóchitl: “en México, el tema indígena no se define por sangre, se define por identidad propia y yo lo decidí desde hace muchos años”.
La pequeña que tuvo la iniciativa de vender gelatinas, porque quería otro futuro diferente al que le auguraban; quería romper con esa cadena de pobreza y marginación, machismo y violencia intrafamiliar; quería estudiar y salir de ese entorno y lo hizo cuando cumplió 16 años y se fue al Distrito Federal a buscar su propia suerte como ella misma lo narra en sus entrevistas.
Actual Senadora emergida del Partido Acción Nacional, que desde su irrupción en el ambiente electoral se ha convertido en una real esperanza del Frente Amplio por México para llegar a ser la candidata de la coalición opositora en los próximos procesos electorales del 2024.
Antes de su aparición, el ambiente político parecía no tener ninguna alteración, pues se percibía una desesperanzadora sucesión de Andrés Manuel López Obrador de entre sus corcholatas, que dicho sea de paso, éste un denigrante calificativo que él mismo impuso para sus candidateables; se percibía pues difícil para la oposición tener algún personaje o figura fuerte, capaz de representar un contrapeso que enfrentara a Morena y a su único y autoritario jefe AMLO.
Todo empezó cuando a Xóchitl le cerraron las puertas de Palacio Nacional, negándole su derecho de réplica en la mañanera y por instrucción directa de Andrés Manuel, lo que la obligó a buscar ampararse ante ésta negativa y con ello, en sólo 15 días, Xóchitl logró revolucionar el panorama político, en su intento de pedir un derecho legítimo a ser escuchada, lo que disparó este entorno que ya todos conocemos de cara al proceso del próximo 2024.
Se dice y con mucha razón, que AMLO, entre las pocas buenas cosas que ha realizado, una de ellas es haberle dado notoriedad a Xóchitl y con sus críticas, haberle dado la oportunidad que ella mismo aprovechó con gran inteligencia y habilidad, para darse a conocer en el ambiente político electoral nacional.
Indiscutible que a quien más le ha impactado la popularidad y carisma de Xóchitl es al Presidente de México, por lo que ha realizado una incesante serie de ataques en su contra, para tratar de restarle popularidad y sobre todo, buscar la forma de descarrilarla y detener su fuerte avance logrado hasta hoy.
Xóchitl emergió como caída del cielo. No es una improvisada, se trata de una mujer hecha a sí misma, luchista, trabajadora, emprendedora, que con su tenacidad y carisma impactó y sigue impactando a miles de personas. Es la mujer en quien se tiene puesta la verdadera esperanza de un mejor futuro para México.