Existió un ramal del ferrocarril que realizaba diariamente el trayecto entre la estación del ferrocarril de ciudad Jiménez hasta la estación del ferrocarril de Rosario Durango. Este recorrido del tren con vagones de carga y pasajeros, que viajábamos en segunda clase, sin asientos acolchonados porque el costo era sumamente económico, comprendía la ruta que pasaba aquí por Parral, aproximadamente a las 10:00 de la mañana, llegando a Santa Bárbara antes del mediodía, a donde entraba el tren de reversa a recoger pasaje, ya que ahí no existía una espuela o vía de cambio, por lo que después de este poblado mineral continuaba su recorrido hasta la estación de Rosario Durango, cruzando lugares muy pintorescos de la sierrita que abarca los estados de Chihuahua y Durango, pasando por las estaciones de Peinado, El Verano y otras.
En estación Rosario Durango duraba aproximadamente una hora, dando lugar a que los paseantes tomaran algún alimento y luego regresaba jalando consigo las góndolas que contenían semillas, metales y ganado, ya que en esta región se comercializaban todos estos productos y recursos.
De regreso esta ruta, para retornar a cd Jiménez, llegaba a Parral a las 5:00 de la tarde, para continuar su trayecto hasta Ciudad Juárez, a donde transportaba gran parte de su importante carga y además para recoger más pasaje de las poblaciones que tocaba, como Camargo, Delicias y sus comunidades, Chihuahua capital, Villa Ahumada, hasta llegar a la gran frontera.
Debo decir además que esta ruta llegó a tener un carácter turístico, ya que tocaba lugares atractivos para los ciudadanos del estado y para visitantes foráneos y turistas extranjeros, a quienes les resultaba muy atractivo y emocionante realizar el viaje, ya fuera por motivos de trabajo, o bien por el puro placer de disfrutar un viaje en ferrocarril.
En el trayecto Jiménez – Parral se beneficiaban los agricultores de Estación Morita y Estación Adela, quienes aprovechaban este medio de transporte para la comercialización de sus productos en nuestra región sur del Estado, representado por ello una ruta muy importante y benéfica que contribuyó al desarrollo económico, turístico y social de nuestras comunidades, ya que además servía para llevar a cabo el importantísimo servicio postal que comunicaba a la región sur con el resto del Estado.
Recuerdo a un personaje de singular característica, llamado Rafael y apodado “Rafaelito”, quien expendía los periódicos, locales y nacionales que llegaban desde la capital del país, así como revistas y publicaciones, que aunque tenían uno o dos días de retraso, resultaban de mucho interés para los lectores asiduos.
Y en este tenor, me complace compartir con ustedes, mis amables lectores, recuerdos de experiencias inolvidables vividas, ya que para un servidor y seguramente para algunos de mis contemporáneos, que tuvimos la oportunidad de utilizar este medio de transporte, y que en mi caso, siendo un adolescente, resultaba muy atractivo y emocionante el poder viajar junto a mi abuelo materno, en un paseo de placer para visitar y conocer la gran capital del estado de Chihuahua.
Esta ruta del ferrocarril se mantuvo durante muchos años, hasta que llegaron a nuestra región los autobuses de pasajeros y de carga, revolucionando por completo las formas de movilidad ciudadana y de la actividad económica. Se mantuvo hasta que la empresa Ferrocarriles Nacionales de México desapareció y con ello, desapareció también una época de vida muy singular, porque la modernidad y el desarrollo de los medios de comunicación y de transporte vinieron a cambiar nuestra forma de vivir y de desenvolvernos en sociedad.