Parte I
En recientes días nuestro municipio de Parral por fin fue reconocido y nombrado como “Pueblo Mágico”, junto con otras poblaciones del estado, y digo por fin, porque de todos es sabido que Parral fue, ha sido y es mágico y que lo único que le faltaba era la formalidad de dicho nombramiento.
Veamos algunas consideraciones que lo hacen mágico:
Nuestra ciudad, que originalmente nace como San Jhosep del Parral, pasó a ser denominado posteriormente y por motivos políticos, como Hidalgo del Parral, y aunque no tuvo que ver directamente con la Independencia de México, puede serlo por el hecho denque en Chihuahua capital fue fusilado como ya sabemos, el padre de la Independencia, Don Miguel Hidalgo.
Fundada hace 392 años, y gracias al descubridor de una rica veta de plata que derivó en la Mina La Negrita, el español Alférez Don Juan Rangel de Biesma, nuestra naciente comunidad se constituyó como un importante y próspero mineral de plata, por cuya bonanza llegó a ser considerado y bautizado por Felipe IV de España como “La Capital del mundo de la Plata”, y ser considerado desde Europa como un mineral muy rico e importante al norte de la Nueva España. Posteriormente recibe el mote popular de “La Capital del Mundo”.
Lo mágico de Parral, además de sus historias y leyendas de personajes destacados, lo constituyen sus edificios históricos coloniales que representan verdaderas joyas y que lo distinguen de otras ciudades del estado y de todo México.
Como ejemplos, tenemos a uno de los principales y más hermosos edificios, el “Palacio de Alvarado”, hoy constituido como Centro Cultural, que cuenta con una maravillosa y romántica historia, que data del año 1903, y que es admirado por propios y extraños, turistas que llegan desde diferentes latitudes.
Le sigue la Casona Griensen, actual museo que resguarda una bella historia y algunas estatuas de cera de importantes personajes parralenses, y cuya estructura colonial representa también una joya en nuestra ciudad.
El edificio Stallforth, que por su gran arquitectura destaca como uno de los más hermosos edificios históricos a nivel estatal, constituido actualmente como el Centro Cultural Stallforth, y que alberga además un gran museo en honor a nuestro mundialmente reconocido General Francisco Villa.
Otra joya más en nuestra ciudad, lo es el rescatado edificio del Teatro Hidalgo. La historia cuenta que se contrató al arquitecto cubano Amérigo Ruvier, para edificarlo, aprovechando los muros de un antiguo convento que ahí existió, terminando su obra aproximadamente en el año de 1906.
Dos joyas más, las representan los histórico-religiosos edificios coloniales del Templo San José y del Templo del Rayo. Como un recinto emblemático de nuestro querido Parral, que data del año 1678, surge imponente el edificio del templo de San José, en el que descansan los restos de importantes personajes, entre ellos, del fundador de San José del Parral, Don Juan Rangel de Biesma.
Por su parte, el edificio del templo del Rayo, con su impresionante fachada colonial, cuya construcción tardó más de veinte años, por la falta de recursos económicos por la que atravesó nuestra ciudad. La historia cuenta entre quizá leyenda y quizá realidad, que gracias a un humilde benefactor, el templo pudo ser concluido en el año de 1726.
Parral ya merecía esta distinción de la que ha sido objeto. Por su rica y maravillosa historia alrededor de su fundación, por haber sido un centro importante del Virreinato en la Época colonial, y por su importante papel desempeñado en la época de la Revolución Mexicana.