Doroteo Arango nació un 5 de junio de 1878 en el Rancho La Coyotada, Municipio de San Juan del Río Durango, y murió un 20 de julio de 1923, a la edad de 45 años en la ciudad de Hidalgo del Parral, Chhuahua.
Sus padres, Agustín Arango y Micaela Arámbula. No se conoce que haya tenido otros hermanos, salvo una hermana mayor, la cual fue víctima de una violación por parte del hijo del patrón, el hacendado Laureano López Negrete, por cuyo hecho Doroteo tomó venganza, asesinando al victimario, lo que lo llevó a huir, a salto de mata, de un lugar a otro, ya que era perseguido para matarlo, hasta que logró unirse a una gavilla de bandoleros que encabezaba el maleante llamado Francisco Villa y que al morir éste, Doroteo adoptó su nombre con el propósito de seguir operando en la clandestinidad y poder ocultar su verdadera identidad.
Para llegar a La Coyotada, viniendo de la capital del estado de Durango, como a 180 kms de ésta, al lado izquierdo de la carretera, se localiza un poblado denominado San Juan del Río, y justo al pie de una ladera, existe todavía la casita de adobe de terrado, misma que tuve la oportunidad de conocer, con cuatro cuartitos pequeños y bajitos, techo de hormigón de soquete con tabletas, sin piso, puertas rústicas de madera, dos recamaritas con cuatro catres sencillos de tubo y latón, máquina de coser de pedales, dos sombreros anchos colgados en la pared enjarrada de mezcla, dos repisas y dos sillas, un cuarto de cocina con sus trastos de peltre, un comal sobre un tinamaste de tres piedras, metate de piedra labrada, canastas, tortillera de maíz, un cuartito de bodega, colgadas de la pared dos hachas, una angarilla, arco para segueta, banquillos de trozo de árbol con tres patas y una caja de madera de herramientas; un patio rodeado de una cerca de piedra y su horno de terrado.
De ahí, huyendo, Doroteo Arango llegó a Parral, y tuvo la fortuna de conocer al prestigiado minero Don Pedro de Alvarado, quien le brindó su amistad e hizo que un médico conocido por él lo atendiera médicamente de una herida en una de sus piernas, lo cual le proporcionó cierta tranquilidad y de momento también cierto tiempo para reflexionar y enderezar su vida, y a la vez, decidir abrazar los ideales libertarios de Francisco I. Madero, quien se encontraba luchando en contra del dictador Porfirio Díaz. Todo esto lo llevó a convertirse en “Francisco Villa”, logrando además llegar a ser el Jefe de la División del Norte del país, al igual que en el sur, el caudillo Emiliano Zapata, quien luchaba por las mismas causas.
En sus andanzas, ya como Revolucionario, obtuvo infinidad de victorias, incluyendo la invasión a Columbus E.U., por lo cual el General Pershing trató, infructuosamente durante un año, de capturarlo, cosa que nunca logró, lo que puso de manifiesto la sagacidad, astucia y capacidad estratégica de Pancho Villa, habilidades que le valieron no dejarse capturar por un ejército tan poderoso como el de E.U.
Por ello, el dicho en un corrido muy popular decía: “En recuerdo de la victoria tácita de Villa, el General Pershing lo vino a buscar y el tigre se volvió ardilla para no dejarse atrapar”.
Tan famoso y popular se volvió Francisco Villa, que llegó a Gobernador provisional del Estado de Chihuahua en los años 1913 y 1914, tiempo en el que implementó diversas acciones de gobierno, en beneficio de los chihuahuenses de aquella época.