La ACJM fue la “Asociación Católica de la Juventud Mexicana”, organización a nivel nacional, en la que militamos jóvenes célibes, y que en el caso de Parral, pertenecíamos a la Parroquia de Nuestra Señora de Guadalupe, hoy Catedral de la primera Diócesis de Hidalgo del Parral.
Como miembros activos del plan parroquial apostólico, desarrollábamos toda clase de actividades para encauzar la formación y el desarrollo de los jóvenes en su vida cotidiana, tanto como catequistas para ayudar a difundir la doctrina de la Iglesia Católica en los sectores de las colonias y barrios, como en la organización de todo tipo de eventos, como concursos de oratoria, cursos para aprender a hablar en público, capacitaciones deportivas para carreras de atletismo y otras. Por cierto, llegamos a organizar la primera carrera Guadalupana, un día 12 de diciembre, la que concluía en el Santuario de nuestra Señora de Guadalupe, en la misa principal de ese día por la tarde, y donde los corredores en la ceremonia recibíamos los trofeos y premios.
Nuestra asociación dependía de Chihuahua Capital, ya que se trataba, como lo mencioné, de una Organización de carácter Nacional, cuyo Presidente en Chihuahua fue el joven Carlos Tarango, que aún no era Sacerdote, y quien nos visitaba periódicamente para estar al tanto de nuestro desempeño.
Tuve el honor de ser presidente de esta hermosa asociación y dirigir a los jóvenes durante aproximadamente 3 años, siendo para un servidor una gran responsabilidad y una de las más bonitas satisfacciones en mi juventud, por la oportunidad de cultivar maravillosas amistades que aún conservo.
Teníamos como patrono y guía al Santo San Felipe de Jesús, que fue el primer Santo Mexicano elevado a los altares por haber sido el mártir sacrificado en un país asiático, donde misionaba llevando la fe. Año con año los “acejotaemeros” celebrábamos el aniversario de su sacrificio con eventos religiosos, culturales y deportivos.
Contábamos además con un grupo de jovencitos llamados “Vanguardias de la ACJM”, del que iban surgiendo los futuros miembros acejotaemeros.
Al correr del tiempo conforme íbamos entrando en edad, algunos optaron por inscribirse en el seminario conciliar que sólo existía en la capital; otros se fueron a la Universidad para conseguir su carrera profesional y así también otros más fuimos llamados al matrimonio para realizarnos en un entorno familiar.
Así transcurrió nuestra juventud y nuestro paso por ésta amada organización, en la que orgullosamente vivíamos nuestro lema “Por Dios y por la Patria” y nuestros postulados “Piedad, Estudio y Acción”, que hasta el día de hoy guardamos celosamente en nuestra mente y corazón, y nos hacen remembrar los más bellos recuerdos.
Aún conservo en mi memoria uno de los bellos versos de nuestro himno: “Adelante Acejotaemeros, los ojos fijos en nuestro ideal, cantando nuestros amores
nuestra lucha es siempre leal, verde, blanco y colorado, misión de patria, misión de amor, luchando siempre adelante, lo que nos hará triunfar”.