/ jueves 11 de julio de 2024

Hacia una cultura de paz | Instituciones en decadencia

Así como nuestras vidas tienen una estructura, sentido y orden, la sociedad en la que vivimos, también. Lo anterior debido a las instituciones públicas y privadas que se crearon para regular las demandas de la población. Sociológicamente, institución significa una forma de hacer las cosas a partir de una serie de reglas, normas y valores que pueden ser oficiales (empresa o gobierno) o informales (puestas por los individuos). Más allá de ser oficiales o no, su relevancia estriba en si las personas las aceptan y las cumplen.

Las instituciones dan bases y estructura para que una sociedad se desarrolle óptimamente. Dan configuración, “estabilidad” y sentido de “vida” para el mantenimiento de la sociedad. Pueden ser públicas o privadas. Desempeña una labor cultural, social, científica o política. Las instituciones políticas regulan la relación entre gobernantes y gobernados. Son, por ejemplo, la Cámara de Diputados y Senadores, los partidos políticos y la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Las económicas atienden la demanda de bienes de consumo y servicios, revisan aspectos fiscales del gasto público, son el Banco de México, la Secretaría de Hacienda y Economía. Las de salud prevén enfermedades y la conservación de la vida y están depositadas en órganos como el ISSSTE. Las educativas dan formación integral a una persona y ahí encontramos la Secretaría de Educación Pública. También están otras relevantes como Turismo, Medio Ambiente, Trabajo y Seguridad Pública. Respecto a las instituciones sociales, la principal es la Iglesia. Es jerárquica y de carácter universal. Su influencia en la configuración de los sistemas políticos y de cohesión social en la historia, es innegable. A pesar de los escándalos que ha sufrido, sus valores tradicionales han permanecido de una u otra forma. La familia es otra institución de carácter natural, nace sin intervención del Estado y es donde se erige y se desarrolla la sociedad.

Nuestras libertades y oportunidades nacen de esas instituciones para desarrollarnos en las mejores condiciones posibles. Aunque algunas han avanzado, lamentablemente, muchas otras se encuentran en crisis. Los órganos de poder son disfuncionales y los servicios que debieran ofrecer son precarios o casi inexistentes en varios casos. La sociedad paulatinamente se queda sin herramientas para subsistir. Las instituciones que pertenecen a gobierno encuentran un sinfín de pretextos de por qué no funcionan y justifican sus fallas sin atenderlas. Por eso existe bastante desconfianza hacia estos organismos. En un desayuno, una diputada federal comentaba los retos que tendría, de ser elegida. La interrumpí y le manifesté que el principal desafío, era lograr que la ciudadanía recuperara la confianza tanto en los y las candidatas, como los lugares que presidiría. No sé cómo le va a hacer, pero espero que utilice su tiempo en el poder para accionar en ese tema. Respecto a la Iglesia, hay una gran decepción hacia esa institución y como consecuencia, se queda “sin clientes” cada año. La familia está desfragmentada también, y pareciera que nos quedamos huérfanos de identidad y pertenencia a algo o alguien. Es momento de relacionarnos de manera distinta, pensar, sentir y hacer distinto. No podemos regresar al orden que existía en el pasado, ahora, debemos construir sobre lo derrumbado y dar un nuevo orden. El principal reto de este nuevo gobierno que entra es lograr recuperar la confianza en toda institución y crear un nuevo orden social en equilibrio y libertad. ¡Qué reto!


Maestra en Derechos Humanos, Consultora en resolución de conflictos Y conservación de la paz para empresas

yanez_flor@hotmail.com

Así como nuestras vidas tienen una estructura, sentido y orden, la sociedad en la que vivimos, también. Lo anterior debido a las instituciones públicas y privadas que se crearon para regular las demandas de la población. Sociológicamente, institución significa una forma de hacer las cosas a partir de una serie de reglas, normas y valores que pueden ser oficiales (empresa o gobierno) o informales (puestas por los individuos). Más allá de ser oficiales o no, su relevancia estriba en si las personas las aceptan y las cumplen.

Las instituciones dan bases y estructura para que una sociedad se desarrolle óptimamente. Dan configuración, “estabilidad” y sentido de “vida” para el mantenimiento de la sociedad. Pueden ser públicas o privadas. Desempeña una labor cultural, social, científica o política. Las instituciones políticas regulan la relación entre gobernantes y gobernados. Son, por ejemplo, la Cámara de Diputados y Senadores, los partidos políticos y la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Las económicas atienden la demanda de bienes de consumo y servicios, revisan aspectos fiscales del gasto público, son el Banco de México, la Secretaría de Hacienda y Economía. Las de salud prevén enfermedades y la conservación de la vida y están depositadas en órganos como el ISSSTE. Las educativas dan formación integral a una persona y ahí encontramos la Secretaría de Educación Pública. También están otras relevantes como Turismo, Medio Ambiente, Trabajo y Seguridad Pública. Respecto a las instituciones sociales, la principal es la Iglesia. Es jerárquica y de carácter universal. Su influencia en la configuración de los sistemas políticos y de cohesión social en la historia, es innegable. A pesar de los escándalos que ha sufrido, sus valores tradicionales han permanecido de una u otra forma. La familia es otra institución de carácter natural, nace sin intervención del Estado y es donde se erige y se desarrolla la sociedad.

Nuestras libertades y oportunidades nacen de esas instituciones para desarrollarnos en las mejores condiciones posibles. Aunque algunas han avanzado, lamentablemente, muchas otras se encuentran en crisis. Los órganos de poder son disfuncionales y los servicios que debieran ofrecer son precarios o casi inexistentes en varios casos. La sociedad paulatinamente se queda sin herramientas para subsistir. Las instituciones que pertenecen a gobierno encuentran un sinfín de pretextos de por qué no funcionan y justifican sus fallas sin atenderlas. Por eso existe bastante desconfianza hacia estos organismos. En un desayuno, una diputada federal comentaba los retos que tendría, de ser elegida. La interrumpí y le manifesté que el principal desafío, era lograr que la ciudadanía recuperara la confianza tanto en los y las candidatas, como los lugares que presidiría. No sé cómo le va a hacer, pero espero que utilice su tiempo en el poder para accionar en ese tema. Respecto a la Iglesia, hay una gran decepción hacia esa institución y como consecuencia, se queda “sin clientes” cada año. La familia está desfragmentada también, y pareciera que nos quedamos huérfanos de identidad y pertenencia a algo o alguien. Es momento de relacionarnos de manera distinta, pensar, sentir y hacer distinto. No podemos regresar al orden que existía en el pasado, ahora, debemos construir sobre lo derrumbado y dar un nuevo orden. El principal reto de este nuevo gobierno que entra es lograr recuperar la confianza en toda institución y crear un nuevo orden social en equilibrio y libertad. ¡Qué reto!


Maestra en Derechos Humanos, Consultora en resolución de conflictos Y conservación de la paz para empresas

yanez_flor@hotmail.com