/ lunes 11 de diciembre de 2023

Hablando de... | La Carrera de la Vida (Parte 2)

Continuando con el tema de la rapidez con que vivimos en estos tiempos, donde ir sumamente rápido se considera lo mejor para cubrir las expectativas que la misma sociedad nos exige, sin poder detenernos o desacelerar para recapitular, recapacitar o simplemente descansar, ya que estamos en esto del descanso, podemos mencionar algunos indicios que pudieran alertarnos en cuanto al ir demasiado rápido en la vida; uno de ellos es precisamente, el cansancio; en alguna ocasión ¿te has sentido cansado o cansada?, a grado tal de decir requiero unas vacaciones. Un día tirado en la cama viendo televisión, leyendo, etc. Este es un indicio de que el virus de la rapidez está corriendo por nuestro organismo. Otro indicio pudiera ser si presentamos problemas de memoria, todos se nos olvida, desde lo más básico, como donde deje las llaves, no encuentro tal o cual cosa, se me olvidan realizar pagos pendientes, o actividades que regularmente hacía y requería, incluso hay a quienes se les olvida ir a recoger a los hijos a la escuela, este es otro gran indicio de que debemos desacelerar, reducir nuestra actividades y compromisos y ponernos a dialogar con nuestra tortuga interna.

Hay quienes se oponen a desacelerar, aún y cuando los indicios están ahí de una manera muy evidente, si te sigues resistiendo, realizaremos la pregunta de hoy ¿Cuándo y en donde surgen o han surgido tus mejores ideas?, seguramente tu respuesta pudo haber sido en un día de descanso, realizando alguna actividad que requiere de lentitud, regando el jardín, disfrutando de unas vacaciones, a la orilla del mar, en el bosque etc. Incluso hay estudios que arrojan el resultado, que donde surgen las mejores ideas de hombres y mujeres, es en la ducha.

La rapidez es sinónimo de superficialidad, al ir tan rápido en la vida, no nos permite reflexionar, analizar de manera profunda las situaciones vividas, sin embargo, la calma, la lentitud si nos lo permite, incluso podemos llegar a la esencia, al núcleo de las cosas.

Claro que los extremos nunca suelen ser lo mejor, es decir ni tan rápido, ni tan lento, lo ideal es tener siempre en mente el equilibrio, seguramente habrá momento en que la vida nos exige actuar con rapidez y si no lo hacemos, pudiéramos pagar las consecuencias, de igual manera, la vida misma deberá de enviarnos las señales propias para hacer un alto en el camino, reflexionar y desacelerar, para obtener mejores resultados en todos los aspectos de la vida.

Pues en sus manos está el ritmo de vida que quieran experimentar, lo que es un hecho es que en épocas de celeridad hay que pensar más lentamente, incluso para poder entender los grandes cambios tan rápidos que experimentamos como sociedad.

Para cerrar y concluir, también se ha demostrado que la relación de lentitud va muy de la mano de la creatividad, es decir las personas creativas, son personas que entiende la rapidez de la vida, pero que requieren de espacios de desaceleración y lentitud, para generar las ideas que pondrán en acción para el bien de la sociedad, de su familia, de su negocio etc. Los beneficios son muchos en la desaceleración, bien vale la pena ponerlos en práctica y valorarlos, en nuestras manos está, sin dejar de lado que la rapidez también tiene sus beneficios, todo está en saber cómo armonizar con ambas, llevándolas al equilibrio antes mencionado.

Francisco Rueda | Catedrático y Comunicador