Cuenta la historia que la noche del 22 al 23 de agosto de 1791 comenzó una rebelión de esclavos que, luego, se convirtió en un hecho de suma importancia para la abolición de la trata de esclavos.
Fue en Saint Domingue, actual República de Haití, donde -según los historiadores- sucedió aquella revuelta en la que hombres y mujeres esclavizados se levantaron en armas contra la opresión colonial para, así, ponerle fin a la esclavitud a la que estaban sometidos.
Fue tal el éxito de aquel levantamiento que inspiró a otros a hacer lo mismo, marcando un precedente que, finalmente, contribuyó a ponerle fin a uno de los capítulos más oscuros de la historia de la humanidad: el comercio transatlántico de esclavos.
Es tal pues la trascendencia de la revuelta de Saint Domingue que, en 1997, la UNESCO estableció el 23 de agosto como Día Internacional del Recuerdo de la Trata de Esclavos y de su Abolición, para rendir homenaje a todos los que lucharon por la libertad, y para continuar la enseñanza acerca de su historia y sus valores. Y es que, como bien lo enfatiza la propia UNESCO, el éxito de esta rebelión es una profunda fuente de inspiración hoy para la lucha contra todas las formas de servidumbre, el racismo, el prejuicio, la discriminación racial y la injusticia social que son un legado de la esclavitud.
El asunto es que, si bien la trata de esclavos quedó abolida en el siglo XIX, la esclavitud es un fenómeno que sigue vigente, pero ahora transformado en la denominada “esclavitud moderna”.
Dice la ONU que, a pesar de no estar definida en la ley, la esclavitud moderna se utiliza como un término general que abarca prácticas como el trabajo forzoso y el matrimonio forzado. Con ella, se hace referencia a situaciones de explotación en las que una persona se encuentra y no puede rechazar o abandonar debido a amenazas, violencia, coerción, engaño o abuso de poder.
Entonces ahora, en el siglo XXI, la esclavitud se da en casi todos los países del mundo, atravesando líneas étnicas, culturales y religiosas. Según datos recopilados por la OIT en 2021, las estimaciones mundiales sobre la esclavitud moderna revelan que, en ese entonces, casi 50 millones de personas eran víctimas de la esclavitud moderna. Cifra que indica un preocupante aumento de varios millones de hombres, mujeres y niños que han sido forzados a trabajar o a contraer matrimonio, en comparación con las estimaciones mundiales publicadas en 2017.
Es importante, pues, saber y recordar que en pleno siglo XXI existen decenas de millones de “esclavos modernos” en todo el mundo y que, según el Índice Global de Esclavitud 2023, en México son alrededor de 850 mil las víctimas de esclavitud moderna.
A modo de recordatorio, concluyo citando lo dicho por la directora general de la UNESCO, Audrey Azoulay: Es hora de abolir la explotación humana de una vez por todas, y de reconocer la dignidad igual e incondicional de todos y cada uno de los individuos. Recordemos hoy a las víctimas y a los defensores de la libertad del pasado para que inspiren a las generaciones futuras a construir sociedades justas.
Licenciada en Administración. Docente en Colegio Regional del Norte y Universidad La Salle.
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