En el marco del 24 aniversario del Programa de Salas de Lectura Chihuahua, los mediadores de lectura estatales fuimos convocados, como cada año, a esta magna celebración de la palabra oral y escrita en la ciudad de Chihuahua.
Los antecedentes de esta actividad se remontan al inicio del nuevo milenio, cuando el desarrollo de habilidades de lectoescritura se convirtió en un componente esencial para la adquisición de competencias educativas. Entre las diversas estrategias implementadas por el gobierno federal, la mediación y la formación de voluntariado destacan como una de las más nobles, motivadas únicamente por el placer de servir y reconocidas como agentes culturales y promotoras del cambio.
Como todo programa, el de Salas de Lectura incluye seguimiento, estadísticas, logros y cambios en los niveles de mando. Sin embargo, se mantiene el enfoque en su núcleo central: proporcionar acervo a los mediadores y ofrecer capacitación tanto en línea como presencial, brindando herramientas innovadoras para la promoción de la lectura y el fomento del hábito lector.
Estas actividades, aunque comparten puntos en común con otros espacios literarios, se diferencian por ser salas itinerantes que buscan la creación de sus propias comunidades. Con un alto compromiso social y un propósito noble, cada sala constituye un proyecto de vida para quienes participan en ella.
Algunas frases aquí rescatadas pueden sonar trilladas, pero en estos encuentros prevalece la camaradería y el tejido de vínculos sociales, mediados por la palabra oral y escrita. En ellos se aprecia el poder del lenguaje, la comunicación, el intercambio de experiencias que impactan profundamente al escucha y al lector, la creación de vínculos y significados compartidos, entornos de aprendizaje y la suma de voluntades. Son, en esencia, un punto de encuentro y reflexión sobre los textos y una oportunidad para aprender de personas con amplia experiencia en el ámbito literario.
Desde el mismo título del encuentro, “La mediación: un acto de resistencia”, puede apreciarse la organización de Gabriela Trujillo Padilla, Karely Cerros Domínguez y Raquel Muñoz Loya. Ellas se dieron a la tarea de preparar y coordinar cada aspecto relevante con profesionalismo y dedicación, buscando que cada uno de los asistentes encontrara su refugio literario, la resiliencia para no desistir, la fortaleza para seguir adelante y el conocimiento de nuevas herramientas para enriquecer las salas de lectura.
Entre los talleristas, contamos con la presencia del escritor, periodista, investigador y mediador de lectura veracruzano Adolfo Córdova, quien compartió su vasta experiencia literaria, y de la narradora oral puertorriqueña Tere Marichal Lugo, quien cautivó al público con su talento narrativo.
Regresamos a nuestros lugares de residencia con resonancias en el corazón, con ecos de palabras y acciones que dan sentido a nuestra labor. Nos llevamos un amor y respeto profundo hacia este ser y hacer, donde los mediadores fungimos como puentes que acercan a posibles lectores al vasto mundo contenido en los textos. Somos tejedores de sueños, voces susurrantes y eslabones que unen la riqueza cultural con la universalidad de las letras. Partimos de la conciencia individual hacia la creación de una conciencia colectiva, buscando la belleza, la lucidez y la solidaridad de la vida misma, porque sabemos que la literatura es arte, y este es esencial para vivir plenamente como seres humanos.
Mediadora de Salas de Lectura