/ lunes 17 de junio de 2024

Entre voces / Tiranía de la mayoría

A solo dos años de las Leyes de Reforma impulsadas por el oaxaqueño Benito Juárez, John Stuart Mills, en su obra “Sobre la libertad” (1859) trató el tema político de la tiranía de la mayoría. Si bien el término tirano, ya se usaba desde la antigua Grecia y hace referencia al poder concentrado en un solo hombre, por eso se podía decir de un rey que era alguien bondadoso o sabio, como tirano, de manera negativa.

La tiranía, quien quiera que la ejerza, es un término negativo pues habla de una concentración de poder a merced de uno solo. Pero cuando ese poder lo tiene la “mayoría” significa que las minorías entran en un conflicto, si quedarse o buscar huir. Se sienten demasiado pequeñas como ratón frente a un gato que, aunque coma, siempre estará dispuesto a jugar con él. Buscando algunas definiciones del término encontré estas:

“Los escenarios en los que se produce la percepción de la tiranía son muy específicos, implicando una especie de distorsión de las precondiciones de la democracia:

Exceso de centralismo: cuando el poder centralizado de una federación toma una decisión que debe ser local, rompiendo con el compromiso con el principio de subsidiariedad. Las soluciones típicas, en esta condición, son reglas de mayoría concurrente y súper mayoría.

Abandono de la racionalidad: cuando, como recordaba Tocqueville, una decisión «que basa su pretensión de gobernar en números, no en la rectitud o la excelencia» P. J. Deneen (2015)

El uso de consultas públicas, órganos de consultoría técnica y otros mecanismos similares ayudan a mejorar la racionalidad de las decisiones antes de votarlas. La revisión judicial (por ejemplo, declaración de nulidad de la decisión) es la forma típica después de la votación.

En ambos casos, en el contexto de una nación, los límites constitucionales a los poderes de un cuerpo legislativo y la introducción de una declaración de derechos (Constitución) se han utilizado para contrarrestar el problema. También se puede implementar separación de poderes (por ejemplo, acciones de mayoría legislativa y ejecutiva sujetas a revisión por parte del poder judicial) para evitar que el problema ocurra internamente en un gobierno”.

Cuando leía cada renglón de estas líneas, entreveía características del Nuevo México que se nos avecina. Consultar a la mayoría los asuntos que no conocen, para que la responsabilidad sea del número que votaron. Si solo se vende una historia, una narrativa diciendo que la opción A es la mejor, y la B, pues la tuve que poner para que haya alteridad, y casi te amenazo para que elijas una de ambas, ya sabemos el resultado.

Por muchos años, los pocos que sabían las cosas no miraban por los intereses de las mayorías sino solo su ombligo y el crecimiento de su vientre y sus haberes. Ahora estamos del otro lado, donde avalados por millones de votos, todo lo que diga este otro pequeño grupo, será la voluntad de mayoría. Centralismo, falta de racionalidad y querer consultarlo todo, y lo más triste un solo poder. Esto no es el camino de una democracia madura, que realmente busque el bien común, haga establecer el estado de derecho, haya paz en nuestras ciudades y comunidades, todos tengan posibilidades de superarse y no un mismo corte de pensamiento. Estamos ante la construcción de un nuevo México, ¿Qué nos toca hacer a ti y a mí? Si no hacemos nada, lo que viene es la tiranía de la mayoría.

Leonel Larios Medina / Sacerdote católico y licenciado en comunicación social

A solo dos años de las Leyes de Reforma impulsadas por el oaxaqueño Benito Juárez, John Stuart Mills, en su obra “Sobre la libertad” (1859) trató el tema político de la tiranía de la mayoría. Si bien el término tirano, ya se usaba desde la antigua Grecia y hace referencia al poder concentrado en un solo hombre, por eso se podía decir de un rey que era alguien bondadoso o sabio, como tirano, de manera negativa.

La tiranía, quien quiera que la ejerza, es un término negativo pues habla de una concentración de poder a merced de uno solo. Pero cuando ese poder lo tiene la “mayoría” significa que las minorías entran en un conflicto, si quedarse o buscar huir. Se sienten demasiado pequeñas como ratón frente a un gato que, aunque coma, siempre estará dispuesto a jugar con él. Buscando algunas definiciones del término encontré estas:

“Los escenarios en los que se produce la percepción de la tiranía son muy específicos, implicando una especie de distorsión de las precondiciones de la democracia:

Exceso de centralismo: cuando el poder centralizado de una federación toma una decisión que debe ser local, rompiendo con el compromiso con el principio de subsidiariedad. Las soluciones típicas, en esta condición, son reglas de mayoría concurrente y súper mayoría.

Abandono de la racionalidad: cuando, como recordaba Tocqueville, una decisión «que basa su pretensión de gobernar en números, no en la rectitud o la excelencia» P. J. Deneen (2015)

El uso de consultas públicas, órganos de consultoría técnica y otros mecanismos similares ayudan a mejorar la racionalidad de las decisiones antes de votarlas. La revisión judicial (por ejemplo, declaración de nulidad de la decisión) es la forma típica después de la votación.

En ambos casos, en el contexto de una nación, los límites constitucionales a los poderes de un cuerpo legislativo y la introducción de una declaración de derechos (Constitución) se han utilizado para contrarrestar el problema. También se puede implementar separación de poderes (por ejemplo, acciones de mayoría legislativa y ejecutiva sujetas a revisión por parte del poder judicial) para evitar que el problema ocurra internamente en un gobierno”.

Cuando leía cada renglón de estas líneas, entreveía características del Nuevo México que se nos avecina. Consultar a la mayoría los asuntos que no conocen, para que la responsabilidad sea del número que votaron. Si solo se vende una historia, una narrativa diciendo que la opción A es la mejor, y la B, pues la tuve que poner para que haya alteridad, y casi te amenazo para que elijas una de ambas, ya sabemos el resultado.

Por muchos años, los pocos que sabían las cosas no miraban por los intereses de las mayorías sino solo su ombligo y el crecimiento de su vientre y sus haberes. Ahora estamos del otro lado, donde avalados por millones de votos, todo lo que diga este otro pequeño grupo, será la voluntad de mayoría. Centralismo, falta de racionalidad y querer consultarlo todo, y lo más triste un solo poder. Esto no es el camino de una democracia madura, que realmente busque el bien común, haga establecer el estado de derecho, haya paz en nuestras ciudades y comunidades, todos tengan posibilidades de superarse y no un mismo corte de pensamiento. Estamos ante la construcción de un nuevo México, ¿Qué nos toca hacer a ti y a mí? Si no hacemos nada, lo que viene es la tiranía de la mayoría.

Leonel Larios Medina / Sacerdote católico y licenciado en comunicación social