/ sábado 14 de septiembre de 2024

Entre voces / El burro de Troya

Y nos llegó el mes patrio. Las nuevas autoridades legislativas tomaron su curul y de inmediato empezaron a levantar las manos, pues ya no había nada que discutir, solo obedecer. La cámara alta, un poco más equilibrada, solo esperaba quienes se pasaban al otro lado, pues como dicen, primero mis dientes que mis parientes. Total, la representación de los ciudadanos que votaron, quedó atrás, ahora solo resta posicionarse y ver el provecho personal obtenido.

En la antigüedad, las guerras eran cuerpo a cuerpo. Batallas de miles de soldados armados como podían según el tiempo y tecnología se los permitiera. Jesús mismo utilizó un ejemplo: esa negociación de solicitar la paz, cuando el oponente tenía el doble de soldados. Una guerra entre griegos y troyanos, escrita por Homero llamada la Ilíada, cuenta cómo a raíz del rapto de Helena, dos pueblos que ya se traían ganas empezaron a luchar. Al no poder vencer aquellos muros, ni siquiera con la ayuda del gran Aquiles, tuvieron que recurrir al equino tramposo que como regalo a troyanos, traería su perdición.

El populismo que se está cerniendo como sombra en nuestro país, parece ese regalo para muchos. Dádivas por una guerra que no ganaron, regalos creídos como merecidos, pero por dentro lo que traen es el fin de lo que en años se fue construyendo entre murallas y fortalezas.

Junto con las armas y el número de guerreros están las estrategias. No ganaron los griegos topándose con las grandes murallas, así que mermaron, burlaron al contrincante con el embeleso del regalo. Su estrategia es ganar, cueste lo que cueste, caiga quien caiga. ¿Quién gana con el populismo? ¿el pueblo? Claro que no.

Tratar al pueblo de ignorante, y solo como número, es la mejor estrategia. Tener orejas largas y pensar que es una diadema de victoria o una corona real, que se lo crea la princesa de Shakespeare en el sueño de la noche de verano. Si muchos ven hermoso y como logro el que se premie la holgazanería, yo no me apunto en ese grupo.

Si así ganaron los griegos, lo que se narró fue la tragedia de Troya. No quiero que en la historia se cuente otra tragedia más de mi México lindo y herido. La violencia, el dominio del crimen, la impunidad e ilegalidad, son leños para ese burro y no ladrillos para esa muralla. Un país progresará por la educación y el trabajo. No hay caminos fáciles, nadie lo ha logrado de otra forma. La guerra de hoy no debería ser entre ciudadanos responsables, sino contra la indiferencia y los que, a la mala, quieren obtener dividendos.

Luchemos contra la ignorancia, no contra los jueces. Luchemos contra los que envenenan a los niños y jóvenes. Luchemos contra el desabasto de medicamentos y falta de especialistas. Luchemos contra las condiciones injustas, contra leyes que matan, contra nuestro propio egoísmo que no nos deje ver más allá del ombligo.

Celebramos a la patria. ¿Qué vamos a gritar? ¿Qué vive México? ¿Qué está muriendo? ¿Qué muchos se quieren ir? ¿Qué vas a gritar? ¿Vivan los griegos, mueran los troyanos? En definitiva, el camino de la paz y la justicia está en otras actividades menos espectaculares y llenas de fanfarronería. Construyamos un México más justo y en paz. No dejemos que nos seduzca el Burro de Troya.

Leonel Larios Medina / Sacerdote católico y licenciado en comunicación social