Muy poco se habla de la grave crisis por la que atraviesa el sector forestal del país, como consecuencia de la drástica caída en los precios de la madera, de cerca del 50 % desde el año 2022 a la fecha. La gran duda para los productores forestales es por cuánto tiempo más se prolongará esta crisis.
Para la sociedad en general, el conocimiento y la preocupación por el tema de los bosques, está generalmente ligado a los beneficios ambientales que estos nos brindan. Muy poco se menciona el tema de la generación de empleos e ingresos económicos que los aprovechamientos forestales brindan a sus propietarios, especialmente a los ejidos y comunidades, que en este país representan aproximadamente el 80 % de la superficie bajo aprovechamiento forestal y que son la población que padece los mayores índices de marginación y falta de servicios.
El aprovechamiento sustentable de los bosques permite además el desarrollo de la industria forestal, la cual genera desarrollo económico y empleos adicionales en los centros de transformación y comercialización, generalmente en áreas urbanas retiradas de las zonas forestales. Un ejemplo muy claro en nuestro estado es la región de Parral, en la que se encuentran establecidas varias industrias madereras, así como una gran cantidad de aserraderos, fábricas de tarimas, fábricas de cajas, etc. De hecho, la región de Parral es el mayor centro de recepción de madera de todo el país. Desafortunadamente, la actual condición que presenta el mercado de la madera, está provocando una gran afectación a este y otros centros madereros y en general a toda la zona de producción forestal en la sierra, desde Casas Grandes hasta Guadalupe y Calvo.
La pregunta ahora es por cuánto tiempo más se va a prolongar esta condición. En Estados Unidos, que es el mayor consumidor de madera del mundo, después de un importante repunte de los precios en 2021, éstos han caído cerca de 65 %. Esto ha provocado que en México se haya incrementado la importación de madera de los Estados Unidos, además de otros países de Sudamérica, de estos últimos como consecuencia principalmente de la baja en la paridad peso-dólar. En Estados Unidos, esta baja en el precio se atribuye en gran medida a la contracción en la industria de la construcción de vivienda, que es un gran consumidor de madera. Está contracción fue provocada a su vez por el incremento prolongado en las tasas de interés, lo cual ha encarecido el crédito.
Ante este panorama, la posibilidad de ver una recuperación de los precios, estaría principalmente en función del ritmo en el que ocurra una baja en las tasas de interés y que con ello se reactive el sector de la construcción en Estados Unidos. Habrá entonces que esperar a ver cómo se empieza a comportar este factor durante el próximo año y con qué rapidez esto empieza a ocurrir, para que disminuya la importación de madera y con ello se recuperen los precios en México.
En tanto esto ocurre, sería muy importante que se exploren esquemas de apoyo a través de programas de gobierno, que permita a los productores forestales enfrentar en mejores condiciones la situación actual. De esta forma, no solo se estaría apoyando a las comunidades más marginadas del país, se lograría además mantener su arraigo y trabajo en los bosques y con su permanencia seguirlos protegiendo como la han hecho siempre. En el caso de los incendios forestales, los propios pobladores y productores locales son en muchas ocasiones, los primeros en llegar a atenderlos y aportan para ello de su propio trabajo y recursos, que se suma al trabajo que hacen las brigadas oficiales. En el estado, de acuerdo con registros de los últimos años, cerca del 50% del personal combatiente corresponde a productores y personal voluntario. Apoyarlos a ellos es apoyar también la protección de los bosques.
Ingeniero Agrónomo. Consultor forestal
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