/ martes 25 de junio de 2019

Dos o Tres razones para tener al menos un pequeño jardín ecológico en nuestras casas

La agricultura ecológica es una actividad que se está poniendo de moda entre activistas que protegen el medio ambiente. Y para variar cuidar la tierra también es un actividad clasista que suele excluir a los más pobres y los más ricos prefieren excluirse solos por conveniencia. Así que como otras tantas responsabilidades que se nos cargan a los que nos encontramos en medio de la sociedad, con un poco de estudio y recursos para sobrevivir pero tal vez con la carga de conciencia más grande. Regreso a mi tema, tener un pequeño jardín es una actividad típica de personas bondadosas. Aporta grandes beneficios en la salud física, mental y espiritual. Construir un pequeño jardín orgánico en su propia casa significa tratar de comer más alimentos orgánicos con más valor nutricional. Este es un trabajo arduo, especialmente porque necesitamos fertilizantes orgánicos y pesticidas que no afecten el medio ambiente y protejan las plantas y verduras que se consumen para la familia. También es un lugar natural y hermoso con hadas, mariposas y abejas que agradecen nuestro apoyo. De paso puede ser un espacio de meditación.

Primero, tener un jardín orgánico es sinónimo de estilo de vida saludable. Los alimentos orgánicos se han vuelto muy populares porque a menudo tienen nutrientes más beneficiosos, como niveles más altos de vitamina C, así como minerales, antioxidantes y fitonutrientes que los productos convencionales. Por otro lado, los OGM (organismos genéticamente modificados) representan un riesgo para los humanos porque no permiten que el cuerpo funcione completamente. Los altos niveles de herbicidas pueden provocar retrasos en el comportamiento, defectos de nacimiento, debilidad inmunológica y pueden conducir al desarrollo de cáncer. Debemos plantar los vegetales más aptos para el lugar donde vivimos, por ejemplo en nuestro territorio, en los meses se verano podemos cosechar de manera sencilla tomate, chile y hierbas como albahaca, yerbabuena, cilantro. Si tenemos poco espacio, podemos hacerlo en masetas. Otra planta que no requiere cuidados pues se encuentra en su hábitat es la sábila y tiene muchos beneficios para la salud. En esas misma masetas cuando termina el verano podemos poner para el invierno papas, zanahorias y fresas. Si sabemos aprovechar nuestro clima, tierra y masetas, no tendremos que gastar mucha energía y dinero y en cambio si podemos tener muchos beneficios cuando estemos disfrutando de nuestras hierbas y vegetales que cultivamos con nuestras manos y amor. A disfrutar de una limonada o una infusión de te con hojas de la yerbabuena de nuestras masetas, o una salsa de chile.

Ahora si queremos echarle la mano a la madre naturaleza debemos apoyar la conservación de especies como las abejas, se ha comprobado que sin ellas la vida sobre la tierra desaparece. Ellas necesitan de las flores para sobrevivir, una de las plantas que más disfrutan es la lavanda. Podemos poner alguna maseta de lavanda en nuestro jardín, ellas no lo van a agradecer y además podemos disfrutar del delicioso aroma y beneficios para la salud que tiene la lavanda. Eso si esta planta requiere en climas como el nuestro riego diario, sin embargo nuestras plantas nos van enseñando como debemos cuidarlas.

Lo más difícil cuando hacemos jardinería orgánica es el uso de pesticidas, herbicidas y fertilizantes y no los usamos es casi imposible, estará lleno de plagas y malas hierbas. Requerimos un poco más de conocimiento biológico o botánico profesional, sin embargo aunque nuestras plantas y verduras no vayan a ser las más abundantes y vistosas, no es tan difícil cultivarlas utilizando fertilizante orgánico. En la cocina y en nuestro propio jardín tenemos los recursos para producir nuestra propia composta. Si todos compusieran sus residuos de cocina y jardín. El mundo sería un lugar más limpio y todos disfrutaríamos de jardines orgánicos más productivos, y también mejoraríamos enormemente la estructura del suelo. La composta es el fertilizante orgánico más común y la podemos preparar en nuestras casas, con las frutas y verduras que se pudren en la cocina, si tenemos un poco más de espacio, podemos tener un rincón en nuestro jardín para preparar la composta, pero si no los desperdicios de frutas y verduras podemos licuarlos y hacer un batido especial para nuestras plantas, en lugar de tirarlo a la basura. Con fertilizante orgánico, suficiente sol y agua y tendremos un hermoso jardín. Tal vez no tan brillante y vistoso como los que utilizan fertilizantes sintéticos pero más natural y ecológico. Otro pequeño consejo, no hay que gastar mucho dinero por ejemplo en lugar de gastar en comprar las plantas, podemos utilizar las semillas, por ejemplo las del chile de árbol o el chile piquin, son muy buenas para germinar si las plantamos a principios de primavera, y para el verano ya tendremos nuestras pequeñas plantas de chile.

Tener un jardín orgánico es una oportunidad para disfrutar de la belleza de la vida, también nos conectamos con la Madre Tierra. Nuestro jardín sería nuestro lugar espiritual. Las plantas necesitan luz solar, agua, nutrientes y buena tierra para crecer. La jardinería orgánica se esfuerza por apoyar los ecosistemas naturales para que estas cosas puedan suceder naturalmente. Es una fuente de inspiración. Es un lugar relajante perfecto para la meditación.

Trabajar en un jardín es bueno para la Tierra, el cuerpo y el alma. Eso depende del contexto. En términos simples, el crecimiento orgánico podría describirse como un crecimiento en armonía con la naturaleza, sin utilizar fertilizantes sintéticos, pesticidas, herbicidas u otros productos similares que alteran el equilibrio del ecosistema. Como es común en las cosas buenas, cuesta esfuerzo y dedicación, pero vale la pena.