Ante el cercano inicio del nuevo Gobierno Federal, menudean opiniones divergentes sobre el presente y el futuro económico y social de México. También suscita tales opiniones encontradas la reciente presentación por la Secretaría de Hacienda y Crédito Público -con intervención del próximo gobierno-, de los Pre-Criterios de Política Económica 2025 que exponen las expectativas económicas y financieras para 2025, con efectos al resto del sexenio.
Dos de los Criterios son continuar los aumentos salariales y transferencias Bienestar, como este sexenio, y alcanzar un crecimiento económico en 2025 entre 2% y 3% del PIB, habiendo sido de 3.2% en 2023 y 2.6% estimado en 2024, mediante aumento del consumo interno por mayor ingreso familiar e inversión nacional y extranjera; esto, aún ante la prevista desaceleración en EUA, de 2.5% de su PIB en 2023 a 2.1% en 2025.
Tema central público es el crecimiento o no crecimiento de la producción, del Producto Interno Bruto (PIB) que comprende los bienes y servicios producidos en un periodo de tiempo. Se ha considerado al crecimiento del PIB como precondición necesaria e ineludible para reducir la desigualdad económica. Sin crecimiento económico no puede reducirse la desigualdad. Se supone que al crecer la riqueza se “derrama hacia abajo”, a las capas medias y pobres, mejorando el bienestar general, por lo que no es objetivo económico distribuir la riqueza producida, que vendrá por “derrama”. Tales ideas provienen de doctrinas económicas del siglo pasado y este siglo, incluyendo la doctrina neoliberal que predomina en el Mundo desde los 70s y en México predominó hasta 2018.
Lo cierto es que no ha habido tal “derrama hacia abajo”: el crecimiento económico y la relativa estabilidad de la democracia representativa en todos los países, no ha disminuido la desigualdad ni mejorado las condiciones de vida de las mayorías, solo de las minorías dominantes. La desigualdad general ha crecido a niveles criminales.
En el Mundo en 2023, con Línea de Pobreza de $2.15 dólares al día ($27 pesos) había 691 millones de pobres, 8.6% de la población mundial. En México, en 2022, con Línea de Pobreza de $72.40 pesos al día, había 46.8 millones de pobres (dato CONEVAL), 36% de la población nacional.
En México, en mayo 2024, la Línea de Pobreza Extrema urbana es de $76 pesos diarios ($2,304 pesos/mes), a pesar del avance de 2021 a 2023: cerca de 7 millones de mexicanas/os tienen ingreso que no les alcanzan ni para comer, que es la pobreza extrema.
En desigualdad económica, México ha ocupado el lugar 119 de 151 países. Así, en 2022 el 10% de la población con menores ingresos recibió en promedio $148 Pesos diarios mientras que el 10% de la población con mayores ingresos recibió $2,208, 15 veces más.
Como reconoce el Grupo Banco Mundial: “La aritmética es brutalmente simple. Si menos de 100 personas controlan la misma cantidad de riqueza que los 3.500 millones más pobres del planeta, el resultado puede expresarse con una sola palabra: Desigualdad… casi 700 millones de personas en todo el mundo viven hoy en la pobreza extrema (Textos GBM, “Las diferencias entre ricos y pobres no son solo de dinero).
En condiciones nacionales como las de México hoy, disminuir la desigualdad es prioridad social y a la vez condición necesaria para crecer la economía. Distribuir riqueza e ingreso para disminuir la desigualdad y pobreza y así crecer la economía.
Lic. en Economía, Docente y miembro de la Asociación de Editorialistas de Chihuahua
purangachih@gmail.com