Nos encontramos ante un momento histórico: uno que marca un antes y un después en la lucha por la igualdad de género en nuestro país. El Senado aprobó el jueves pasado la reforma constitucional en materia de igualdad sustantiva, perspectiva de género, derecho de las mujeres a una vida libre de violencias y erradicación de la brecha salarial por razones de género.
Es un honor para mi haber sido parte de la mayoría calificada que votó a favor de esta reforma. El Pleno senatorial se pintó de morado más allá de lo simbólico. Las mujeres de México no están solas; desde la máxima tribuna siempre abrazaré las causas que garanticen sus derechos.
Ha quedado establecida en nuestra Constitución la obligación del Estado mexicano de alcanzar la igualdad sustantiva, un principio que hemos anhelado y por el cual se ha luchado durante décadas.
Con esta propuesta, se reafirma el compromiso de la Cuarta Transformación con los derechos humanos, y se refuerzan las acciones hacia sectores que han sido históricamente vulnerados: las mujeres, las adolescencias y las infancias. Este es un parteaguas en el camino hacia una sociedad más justa y equitativa.
La reforma fue impulsada por la primera mujer en ocupar la Presidencia de la República, la Dra. Claudia Sheinbaum, quien volcó en la propuesta su vocación feminista y su convicción por alcanzar un México igualitario, donde cada acción del Estado esté alineada a ese objetivo.
Es crucial entender que la reforma es un avance hacia la igualdad plena, no sólo en términos formales y legales, sino en la vida cotidiana.
Esta reforma es un llamado a la acción. Nos invita a todas y todos a ser parte de este cambio, a trabajar juntos para garantizar que las leyes se traduzcan en realidades palpables en la vida de cada mexicana y mexicano. No podemos permitir que la igualdad quede atrapada en la retórica.
Es relevante destacar la inclusión de los deberes reforzados de protección hacia mujeres, adolescencias e infancias en el texto constitucional. Esta obligación se vuelve especialmente significativa cuando se trata de poblaciones que viven en situación de vulnerabilidad y que enfrentan contextos de discriminación estructural.
Tal como lo mencionó la Presidenta Claudia Sheinbaum, lo que no se nombra no existe; por lo que destaco la propuesta de establecer la paridad de género en los nombramientos de las personas titulares de la administración pública de los tres niveles de gobierno, un objetivo que no puede esperar más.
Es fundamental que se implementen políticas que garanticen que las mujeres tengan un lugar protagónico en la toma de decisiones; la inclusión de mujeres en posiciones de liderazgo no sólo es un imperativo ético, sino que también ha demostrado ser altamente beneficioso para el desarrollo social y económico de las naciones.
Por ello, instamos a todos los niveles de gobierno a adoptar medidas concretas y urgentes para asegurar la paridad de género en sus nombramientos.
Con esta reforma buscamos eliminar la brecha salarial de género, que es el resultado de múltiples factores, incluyendo la discriminación, la segregación ocupacional y la falta de acceso a oportunidades de desarrollo profesional. La Organización Internacional de Trabajo estima que cerrar esta brecha podría aumentar el Producto Interno Bruto global en tres trillones de dólares.
Estoy seguro que con esta reforma el régimen de desigualdad en México dará paso a una nueva época. El mensaje es claro: en el segundo piso de la Cuarta Transformación el bienestar, la igualdad y la seguridad de las mujeres mexicanas son una prioridad. No estan solas; ¡es tiempo de mujeres!
Hago un llamado a todos los niveles de gobierno a adoptar medidas concretas y urgentes para asegurar la paridad de género en sus nombramientos. Solo así podremos avanzar hacia una democracia más justa e inclusiva.