La vida sigue y mereces ser feliz, en tus manos está trabajar por esa felicidad, así como también en tus manos está, trabajar por el bienestar de tus hijos, por lo tanto, es importante estar conscientes de estos aspectos simplemente para hacer un esfuerzo y darles a los hijos el ejemplo, la atención, tiempo y cariño, que necesitan para tratar de educarlos adecuadamente; satisfacer las necesidades físicas y emocionales del niño.
En ciertas situaciones en las que los padres no logran ponerse de acuerdo significa una carga extra para los padres, los cuales necesitan hacer un mayor esfuerzo; la exposición a las peleas de los padres afecta negativamente al desarrollo de los menores, no sólo durante la pela sino también después de la misma, los hijos expuestos frecuentemente a esta situación copian la forma de actuar de los padres y no desarrollan maneras sanas de expresión de la ira de este modo pueden responder tanto con una conducta agresiva como con angustia y preocupación sobre todo. Desde el momento en el que nuestros hijos están sufriendo, en el que tienen menos energía y fuerza, entonces siendo muy pequeños nuestros niños ya son sensibles a los conflictos, esto supone que captan la tensión y agresividad de la situación a través del lenguaje no verbal, y que por lo tanto no necesitan entender las palabras para percibir lo que ocurre, por lo tanto es erróneo pensar que “como no nos entiende, no se entera.” Los niños son muy sensibles a las exposiciones no verbales de ira y mucho más a aquellas discusiones en que ellos son “el tema” del conflicto, ya que tienen mucha sensibilidad para captar que el problema se ha solucionado o no, aunque no hayan presenciado dicha solución; sin embargo aunque presenten esta capacidad no implica que necesariamente puedan hacerlo siempre, por lo que se recomienda que los padres les expliquen que han podido arreglar la situación, y sobre todo que no ha sido por su culpa, que ellos no son los responsables desde el punto de vista del pequeño, ofrecer una disculpa es el mejor modo de terminar un conflicto; los padres en conflicto suelen cambiar su forma de ejercer la paternidad y maternidad, volviéndose más exigente, permisivos/negligentes o sobreprotectores y el niño inmerso en una situación de este tipo crece con ansiedad, miedo, culpa y con ira, que acabará expresando de la misma forma que ha estado viéndolo durante toda su infancia, hasta hace poco tiempo esa angustia existencial se vivía en silencio hoy en día, los niños expresan con más naturalidad sus dificultades y sus miedos que son muchos; para el tema que estamos tratando, si una pareja está casada, separada o divorciada; cuando una madre y un padre muestran hostilidad y desprecio el uno hacia el otro, sus hijos sufren, esto ocurre porque el desarrollo de un problema entre padres crea una especie de "crisis afectiva-emocional" en los niños, así que como padres debemos de pensar que nuestras acciones influyen en las actitudes y logros de los hijos, la capacidad para regular sus emociones para llevarse bien con los demás en general, cuando los padres se preocupan y se apoyan mutuamente, la felicidad emocional aflora en los hijos pero los niños que están constantemente expuestos a la hostilidad que existe entre sus padres, pueden toparse con riesgos que ni siquiera son capaces de advertir, no hay ninguna duda de que los niños se sienten afligidos cuando son testigos de las peleas de los padres, la cuestión es encontrar el equilibrio el respeto y la comunicación que son básicos para evitar o solucionar este tipo de problemas.