Acostumbramos reconocer a los muertos por las acciones que hicieron en vida, esa idea me vino ahora que estamos próximos a recibir las fiestas patrias donde las redes sociales se inundan de símbolos, así como de imágenes con rostros populares de personas que no conocimos; héroes, les nombramos, por acciones que transcurrieron en tiempos remotos, pero fueron cimiento de nuestra civilización como la conocemos, pero con la evolución, nuestra sociedad es como un edificio y si alguien construyó la base de este rascacielos. ¿Quiénes han edificado los pisos y las paredes de los niveles inferiores donde estamos hoy? Incluso las paredes del tiempo que estamos viviendo, muchos héroes que al partir se quedarán en una placa de un edificio donde los más cercanos sabrán quién fue o los actos que llevaron esa placa a una pared, pero los demás no.
En la reciente toma de protesta del Alcalde de mi ciudad, vino la gobernadora e hizo dentro de su discurso un gran paréntesis para homenajear a Samuel Kalisch Valdez quien falleció recientemente, reconociéndolo como fundador de la Fundación del empresariado Chihuahuense (FECHAC), varios no sabían quien fue, a pesar que muchos se beneficiaron de su legado, le FECHAC ha ayudado a un gran porcentaje de la población en Chihuahua directa o indirectamente, Kalisch fue un empresario sencillo a pesar del poder económico que desarrolló, pero con una gran visión social y humanística donde le importaba el dolor ajeno al punto que buscó mitigar el sufrimiento por tres frentes de batalla: bienestar social, salud y educación, por medio del modelo de responsabilidad social compartida, encontrando las alianzas estratégicas para implementar una idea en el estado más grande de México, misma que se está intentando replicar a nivel nacional e internacional sin lograr los resultados logrados por la FECHAC, dándose cuenta que no solo es la idea, sino quienes la implementan, la impulsan, la moldean; por lo que Kalisch trascendió por medio de su legado después de la muerte.
Pero en nuestra ciudad también tenemos hombres y mujeres de gran valor que trabajan no solo por su beneficio propio, sus negocios o familia, lo hacen por las familia de sus conciudadanos porque saben que al estar mejor una sociedad, tendrán las futuras generaciones mejores oportunidades y más bienestar. Un ejemplo es José Luis Sosa Loya, a quien tuve el honor de conocer como consejero precisamente de FECHAC, un hombre analítico que siempre tenía la recomendación certera o el toque fino que da la experiencia, donde vislumbraba más allá de lo plasmado en un documento y cuando apreciaba que era buen proyecto pero algunos inconvenientes reducían su factibilidad él buscaba la forma de materializarlo o incluso aportar de manera particular.
Durante la parte fuerte de la pandemia no había oxígeno en algunos momentos, tuve la bendición de conseguir más de 10 tanques prestados e irlos distribuyendo, entre los pacientes que lo requieren pero aun así fueron insuficientes, un dia me llevaron un concentrador de oxigeno al consultorio y solo me dijeron que era una donación anónima, el aparato estaba nuevo, en seguida lo dispuse al uso de un paciente delicado y lo fui recorriendo entre pacientes, contando solo por ese aparato cinco vidas continúan hasta hoy, quizá por el apoyo desinteresado de un benefactor, ellos no supieron (ni yo sabía) quién había sido el benefactor, hasta que recientemente le pedí a quien lo llevó que me dijera el nombre, debía darle las gracias y consideraba importante esa persona supiera que salvó vidas por medio de su donativo, el fue el Ingeniero José Luis Sosa y por estas letras le doy las gracias a nombre propio y de las personas que apoyó indirectamente, Dios lo proteja y le permita seguir ayudando.