En ocasiones en la vida vamos cargando equipaje que no nos corresponde y cuesta trabajo identificarlo porque lo hacemos propio y creo es parte fundamental del proceso de crecimiento y sanación darnos cuenta sobre lo que nos corresponde y lo que no nos corresponde, el hacernos responsables de lo propio nos ayuda en mucho a no engancharnos por lo que no, no sufrir, ni cargar dolor, responsabilidades, culpas entre tantas cosas que podemos cargar. Que derivan en enfermedades físicas y psicológicas, parte básica es aprender a gestionar nuestras emociones de manera adecuada comenzando por el autoconocimiento y autocontrol (autorregulación). Y no menos importante ver y concentrarnos en lo que tenemos y en lo positivo.
¿Saben?, a veces la tarea del artista es descubrir cuánta música se puede hacer con lo que a uno le queda!! Esto lo dijo un músico muy famoso llamado Perlman en un concierto en el Lincoln Center en Nueva York después de haber interpretado maravillosamente su composición, habiéndose presentado una situación que estremeció a toda la audiencia se reventó una cuerda de su violín, Perlman a causa de la polio batalla para caminar y todo mundo pensó que tendría que ir por otro violín o por una cuerda nueva… Sin embargo tocó majestuosamente con tres cuerdas, algo imposible para un músico común.
A veces la tarea del artista es descubrir cuánta música se puede hacer con lo que a uno le queda!! Este es un pensamiento muy poderoso!! Y puede ser una bella definición hablando de la vida de cada uno de nosotros, ¿Para todos los que nos sentimos incompletos, para aquellos que sienten que ya no hay más música en su vida? Perlman nos enseña que nuestra tarea es hacer música, primero con todo lo que tengamos, y luego cuando eso ya no sea posible, hacer música con lo que nos queda. Ahí es donde se encuentra la clave, la magia, continuar cuando nos quedamos con una cuerda menos, porque el desafío “es descubrir cuánta música se puede hacer con lo que a uno le queda”.
Cuando muere alguien que amamos sufrimos, hay dolor y lloramos su muerte, su ausencia, sentimos de alguna manera que se acabó la música de nuestra vida. Pero en algún momento, no en un día, ni en una semana, no en un mes, sino lentamente, a veces dos pasos hacia delante y uno hacia atrás, otras uno hacia adelante y dos hacia atrás, pero lentamente volveremos a componer al ir reaccionando en base a lo que nos dejó esa persona, lo que sigue, lo que tenemos, lo que volveremos a componer porque aún tenemos vida.
El enojo, el sentimiento de culpabilidad en ocasiones, se acompaña de congoja. Es importante compartir y expresar los sentimientos que vivimos porque esto libera, permite que se pueda uno perdonar y a su vez a otros que se hayan culpado de la pérdida, avanzando con paz.
Es importante en esos días de dolor escuchar la melodía completa, la canción de nuestra vida, al hacerlo, escuchar de corazón; no como consuelo o lamento sino como fuente de inspiración y creación, para que de ese recuerdo, de ese dolor, de ese sufrimiento podamos encontrar la fuerza y la voluntad de continuar con la melodía de su vida y la nuestra. El principal desafío de cada uno de nosotros es descubrir cuánta música podemos hacer con lo que nos ha quedado desde que ellos no están con nosotros.
Les envío un fuerte abrazo y nos vemos la próxima semana, para aprender más de nosotros mismos, transformar nuestra realidad e influir en los demás de forma positiva, permitiendo que nuestra luz brille y la de los demás también.