Una pareja que se quiere, primero se quiere como persona. Porque si tú no sabes cómo valorarte, cualquiera sabrá cómo utilizarte, si no sabes cómo cuidarte, cualquiera sabrá cómo descuidarte. Si no sabes amarte, cualquiera te manipulara. Si no sabes cómo respetarte, cualquiera pasará tus límites. Si tú no sabes cómo expresarte, cualquiera sabrá cómo callarte. Si tú no sabes cómo calmarte, cualquiera podrá estresarte. Si tú no sabes cómo educarte y formarte cualquiera te adoctrinará o manipulará. Ccápsulas de amor propio).
Si tú no sabes cómo amar tus imperfecciones, cualquier persona sabrá tu debilidad y lo puede usar en tu contra para causar daño e inseguridad en tu autoestima. Esto es si la otra persona no se quiere y no sabe respetar al otro.
Al conocerte muy bien cualquier persona que llegue a tu vida te podrá tratar y respetar, sino sabes valorarte y aceptarte cualquiera podrá utilizarte, por eso es muy importante conocerte y amarte tal y como eres mejorando y creciendo cada día
Una persona que cree en sí misma, va sanando sus heridas, no carga cosas, ni personas que no le corresponden, avanza con el menor equipaje posible, establecer límites sanos, cambia la manera en que se mira y se trata, crea relaciones saludables, deja el pasado en el pasado y disfruta su presente, reconoce que vale, merece amor y cosas buenas, mejorando sobre sus errores y experiencias.
No se aferra a lo que le daña, no se acerca a lo que le aleja de sí mismo, no se involucra con lo que le destruye, no se acostumbra a vivir amores a medias, a tener relaciones de amistades que no son sanas y que no responden, a minimizarse para ser aceptado o encajar.
Es importante aprender a conocer e identificar dónde se está, hacía donde se va, y a donde nunca regresar.
Una pareja que se quiere y se ama de forma sana se comporta así:
Se brindan espacios individuales, donde cada uno comparte con sus amigos y familiares.
No todo debe hacerse juntos. En ocasiones, es bueno que cada uno tenga su propio espacio.
Hablan de su historia de vida desde la madurez. El expresar experiencias del pasado, por más incómodas que sean, no debe significar motivo de juicio, crítica o utilizarlo para ofender o atacar a la pareja.
Todos tenemos un pasado y cada vivencia forma parte de quienes somos.
Construyen un presupuesto en común. Las inversiones y gastos compartidos son la mejor forma de crear una relación sólida, organizada y equilibrada.
Hablan de lo que les incomoda, abren espacios de diálogo con conversaciones necesarias para expresar aquello que puede mejorar, aunque sean incómodas o dolorosas. Saben que callarse no soluciona y va generando brechas en las relaciones.
Quizás lo más importante, las parejas que más se aman entre sí, están conformadas por dos personas que aman a un creador y se aman a sí mismas.
Difícilmente podemos dar a otro lo que no nos damos. La relación que sostenemos con nosotros mismos es la base del resto de nuestras relaciones. Si queremos una relación sana, bonita y comprometida, debemos aprender a amarnos.
Cada uno de nosotros tiene una luz especial; nadie es igual a nosotros, todos tenemos una historia, un pasado, un legado y eso es lo que nos hace ser lo que somos en estos momentos. Por algo elegimos a la pareja que escogimos por heridas, por sanación y crecimiento. Lo importante es saber dónde estamos y a dónde vamos y ser congruentes para tener la mayor paz posible. Se escoge un compañero de metas y objetivos, alguien que aportará y te ayudará a regular tu salud mental, que crezcas y pruebes cosas nuevas, elige uno a su futura familia. Recordar que valen más que las palabras, las actitudes y la conducta.
Dios mismo dijo amarás a tú prójimo como a ti mismo, por eso mismo no le hagamos a nuestra pareja lo que no queremos que nos hagan.
Es importante reflexionar sobre qué estamos sembrando en nuestras vidas y en la de los demás para así ir construyendo nuestra mejor versión. Les envío un fuerte abrazo y nos vemos la próxima semana, para aprender más de nosotros mismos, transformar nuestra realidad e influir en los demás de forma positiva, permitiendo que nuestra luz brille y la de los demás también.