/ domingo 21 de julio de 2024

Con renovación, juntos por un gobierno cercano

Los cambios más importantes son posibles a través de una fuerte voluntad de renovación. Es también, a la luz de una misión, de ideas y acciones, muchas veces disruptivas, que podemos fortalecer el rumbo estratégico hacia lo más importante: el bien común y el impacto en las vidas.

La intención de provocar un cambio en nuestro entorno y dejar un legado, no sólo debe estar en el origen de un gran proyecto, sino que debe estar presente en cada momento de su realización. Esta intención debe mantenerse frente a los desafíos que surgen en el camino.

Para una servidora, llegar hasta este punto de mi vida fue posible gracias al sueño de concretar un proyecto profundamente humanista, enfocado en la cercanía y en la dignidad de la persona humana. En nuestro quehacer político esto ha significado tener presente aquello que don Luis H. Álvarez reconocía precisamente, como la raíz más profunda y moral de la política: construir instituciones, estrategias y programas que nos permitan ganarle terreno a la necesidad.

Un gobierno humanista con estas raíces fortalece sus instituciones y, sobre todo, las mantiene en su propósito social. Hablamos también de un gobierno que no se sabe solo y que, por ello, renueva lazos para unir las voluntades de los diversos sectores de la sociedad para, juntos, cambiarle la vida a las personas.

La revitalización constante en este sentido debe cobrar una dimensión humana. Ciertamente se trata de ser cada vez más eficaces y de tener buena planeación; pero también, se trata de mantenernos despiertos ante el clamor de los más vulnerables y al dolor que podemos evitar con nuestras acciones. Si cada una de esas acciones mantiene como su primer motor a la empatía y solidaridad, entonces podremos decir que estamos en la dirección correcta.

Esta política de resultados que, con mucho orgullo, hoy es avalada por miles de chihuahuenses, debe permanecer en el camino de la cercanía. Estoy convencida de que esta es la senda que nos lleva a la construcción de un verdadero bien común y de que esta es la única motivación posible de un buen gobierno.

En este sentido, y sabiendo que lo que está en juego es el bien de las personas, no dudaremos en sacudir las zonas de confort y renovar nuestro propósito. Sin duda, esto requiere de un intenso análisis sobre las necesidades actuales de nuestro Estado, de los valores que guían nuestro trabajo, así como del rumbo que Chihuahua le da a nuestro país. Siempre desde el espíritu democrático que nos caracteriza y con la apertura para darles un cauce racional a las diferencias.

Como servidores públicos necesitamos entender que estamos ante la presencia de una realidad viva, y que los planes necesitan reajustarse cada cierto tiempo. Por ello, tenemos que revitalizarnos para seguir propiciando las condiciones para la inversión, la innovación y el desarrollo económico para que así, los empresarios sigan luchando por generar más empleos y mejor pagados. Tenemos que hacer posible que cada joven termine sus estudios y que nuestros futuros profesionistas vivan con la consciencia de que tienen un futuro prometedor por delante.

Necesitamos regenerarnos para seguir llegando a más personas con servicio médico gratuito, para seguir llevando resultados a las familias de la zona serrana, para seguir blindando a Chihuahua en materia de seguridad y, frente a los embates de la sequía, seguir arrancándole prosperidad a la precariedad.

Y claro, tenemos que renovarnos para alcanzar con resultados a las zonas más necesitadas de nuestro Estado. Todo esto solo es posible con un gobierno cercano y con acciones cada vez más completas.

Hoy es tiempo de acelerar el paso y maximizar los esfuerzos para los años que vienen. Por ello, las decisiones cruciales de este gobierno nunca serán entregadas al juicio y a intereses ajenos al bien de los chihuahuenses. Así hemos trabajado hasta ahora, y es nuestro compromiso que así permanezca.


Los cambios más importantes son posibles a través de una fuerte voluntad de renovación. Es también, a la luz de una misión, de ideas y acciones, muchas veces disruptivas, que podemos fortalecer el rumbo estratégico hacia lo más importante: el bien común y el impacto en las vidas.

La intención de provocar un cambio en nuestro entorno y dejar un legado, no sólo debe estar en el origen de un gran proyecto, sino que debe estar presente en cada momento de su realización. Esta intención debe mantenerse frente a los desafíos que surgen en el camino.

Para una servidora, llegar hasta este punto de mi vida fue posible gracias al sueño de concretar un proyecto profundamente humanista, enfocado en la cercanía y en la dignidad de la persona humana. En nuestro quehacer político esto ha significado tener presente aquello que don Luis H. Álvarez reconocía precisamente, como la raíz más profunda y moral de la política: construir instituciones, estrategias y programas que nos permitan ganarle terreno a la necesidad.

Un gobierno humanista con estas raíces fortalece sus instituciones y, sobre todo, las mantiene en su propósito social. Hablamos también de un gobierno que no se sabe solo y que, por ello, renueva lazos para unir las voluntades de los diversos sectores de la sociedad para, juntos, cambiarle la vida a las personas.

La revitalización constante en este sentido debe cobrar una dimensión humana. Ciertamente se trata de ser cada vez más eficaces y de tener buena planeación; pero también, se trata de mantenernos despiertos ante el clamor de los más vulnerables y al dolor que podemos evitar con nuestras acciones. Si cada una de esas acciones mantiene como su primer motor a la empatía y solidaridad, entonces podremos decir que estamos en la dirección correcta.

Esta política de resultados que, con mucho orgullo, hoy es avalada por miles de chihuahuenses, debe permanecer en el camino de la cercanía. Estoy convencida de que esta es la senda que nos lleva a la construcción de un verdadero bien común y de que esta es la única motivación posible de un buen gobierno.

En este sentido, y sabiendo que lo que está en juego es el bien de las personas, no dudaremos en sacudir las zonas de confort y renovar nuestro propósito. Sin duda, esto requiere de un intenso análisis sobre las necesidades actuales de nuestro Estado, de los valores que guían nuestro trabajo, así como del rumbo que Chihuahua le da a nuestro país. Siempre desde el espíritu democrático que nos caracteriza y con la apertura para darles un cauce racional a las diferencias.

Como servidores públicos necesitamos entender que estamos ante la presencia de una realidad viva, y que los planes necesitan reajustarse cada cierto tiempo. Por ello, tenemos que revitalizarnos para seguir propiciando las condiciones para la inversión, la innovación y el desarrollo económico para que así, los empresarios sigan luchando por generar más empleos y mejor pagados. Tenemos que hacer posible que cada joven termine sus estudios y que nuestros futuros profesionistas vivan con la consciencia de que tienen un futuro prometedor por delante.

Necesitamos regenerarnos para seguir llegando a más personas con servicio médico gratuito, para seguir llevando resultados a las familias de la zona serrana, para seguir blindando a Chihuahua en materia de seguridad y, frente a los embates de la sequía, seguir arrancándole prosperidad a la precariedad.

Y claro, tenemos que renovarnos para alcanzar con resultados a las zonas más necesitadas de nuestro Estado. Todo esto solo es posible con un gobierno cercano y con acciones cada vez más completas.

Hoy es tiempo de acelerar el paso y maximizar los esfuerzos para los años que vienen. Por ello, las decisiones cruciales de este gobierno nunca serán entregadas al juicio y a intereses ajenos al bien de los chihuahuenses. Así hemos trabajado hasta ahora, y es nuestro compromiso que así permanezca.