Chihuahua se ha convertido en uno de los últimos reductos de la reacción en nuestro país. En el contexto político de las últimas décadas, un amplio sector de la sociedad chihuahuense mostró una tendencia notablemente conservadora y, durante el último sexenio, opositora al gobierno federal.
Esa tendencia se fue revirtiendo conforme avanzó el gobierno de la Cuarta Transformación y se incrementó el número de chihuahuenses beneficiados con los programas sociales emprendidos por el presidente Andrés Manuel López Obrador y ante las grandes obras de infraestructura desarrolladas principalmente en el sur del país.
No obstante que a mitad del sexenio Lopezobradorista ya se percibía en diversas zonas del estado una mayor aceptación hacia la propuesta de la 4T, sobre todo en Juárez, la ciudad más poblada del estado, ello no fue suficiente para conquistar el gobierno estatal.
En las elecciones intermedias de 2021, María Eugenia Campos resultó electa gobernadora en una alianza de facto entre el PAN y PRI, coalición que oficializarían en las elecciones del pasado 2 de junio, incluyendo al hoy extinto PRD.
Sin embargo, a nivel nacional el Movimiento de Regeneración Nacional se fue consolidando, a tal grado que en la actualidad gobierna 23 estados y la Ciudad de México, y Chihuahua no quedó exento de ese avance.
El proceso electoral de 2024, colocó a Morena como la primera fuerza electoral en el estado, al obtener la actual presidenta de la República, Claudia Sheinbaum, 885 mil 869 votos, mientras que la candidata de la derecha, Xóchitl Gálvez (PRI-PAN-PRD), obtuvo 376 mil 179 votos menos.
Además, en la alianza con el PT y el Partido Verde se ganaron 5 de los 9 distritos federales del estado y la bancada de Morena en el Congreso local creció a 12 legisladores, empatando al PAN.
El avance de Morena en Chihuahua es indiscutible, y eso ha generado que el PAN y sus aliados -el PRIAN- adoptaran posturas y acciones más extremas, endureciendo sus posiciones y estrategias en respuesta a lo que consideran una amenaza para sus valores, influencia y beneficios. Se resisten al cambio impulsado por los gobiernos progresistas de Morena, pero se equivocan al no modificar en lo más mínimo, salvo en el grado de virulencia, la estrategia consistente en atacar de manera sistemática a los gobiernos de Morena, principalmente al federal, en base a mentiras e infamias que fácilmente son clarificadas o desmentidas.
Ante la ausencia de acciones y obras en beneficio de los chihuahuenses de parte de su gobierno, María Eugenia Campos Galván ha adoptado una retórica de descalificación y enfrentamiento respecto del gobierno federal, principalmente durante la administración del presidente López Obrador, al grado de acusarlo de hacerse pendejo en materia de seguridad pública y otras expresiones todavía más vulgares. Tal postura obtuvo el rechazo popular, incluso en sectores que históricamente han apoyado a los gobiernos del PRI y del PAN, como es el empresarial.
Desde el Congreso local, los legisladores prianistas han pretendido sabotear todas las reformas constitucionales y acciones que emprenden el Gobierno Federal y las mayorías en el Congreso de la Unión.
Fue la reforma al Poder Judicial la que provocó las reacciones más cáusticas. Los prianistas apoyaron acciones fuera de toda lógica, abiertamente violatorias de la Constitución y, no obstante que sabían que mentían, arrastrados por la frustración de que esas modificaciones al texto constitucional pasaron sin problema el proceso constituyente, se mantienen en una estrategia que los hunde cada día más, abriendo el camino para que en el 2027 la transformación de la vida pública de Chihuahua sea una realidad.
No entienden que el pueblo de Chihuahua está cada día más politizado, que la Revolución de las Conciencias es una realidad, y que cada día decrece la empatía de los ciudadanos hacia partidos carentes de propuesta como los que ellos representan.
Maestría en Periodismo. Diputado local por Morena