Todos en determinado momento tenemos que reiniciar la vida, tener un nuevo comienzo, un nuevo proyecto, una nueva relación, una nueva etapa en la vida. De hecho, cada día es un nuevo comienzo.
Los nuevos comienzos podemos verlos simplemente como una etapa más en la vida, o los podemos ver como retos de Dios para que alcancemos nuevas cosas.
El miedo es el enemigo número uno del éxito en la vida, hace perder muchas oportunidades. Trae preocupación, tristeza, depresión y cansancio, impide emprender algo nuevo, impide soñar con una vida mejor, con un mundo mejor. Hace huir ante nuevos retos y nuevas oportunidades de ver el poder y la gloria de Dios como le sucedió a Elías con Jezabel y Acab. (1 Reyes 19) Pero, gracias a Dios que en la biblia aparecen 365 veces “no temas” Una para cada día y cada reto que representa cada nuevo día.
Cada día es el tiempo de Dios para un nuevo comienzo. Cada amanecer el terreno es fértil para comenzar de nuevo. Pero para logarlo se necesitan decisión y determinación. Las dos producen una actitud positiva y de fe. Nos hace reflexionar y reconocer que este tiempo también puede ser de parte de Dios para nuestra vida, un tiempo de nuevos comienzos, de corregir lo que veníamos haciendo mal, y de corregir el rumbo que le hemos dado a nuestro mundo. Recordemos que nuestra actitud ante la dificultad es lo que hace la diferencia para transformar la adversidad en una oportunidad y un comenzar de nuevo.
Pablo venía haciendo mal las cosas, un encuentro con Cristo lo hizo corregir el rumbo (Hechos 9) Y de hecho, cada discípulo, antes de Cristo, venía haciéndolas mal las cosas, pero un encuentro con Jesús los hizo corregir el runo de sus vidas. Y un encuentro con Cristo cada día, es lo que necesita este mundo para poder corregir el rumbo.
Pero no se puede tener nuevos comienzos si nos seguimos moviendo en la vida de la misma manera que nos ha llevado a estar donde estamos. Pero gracias a Dios que Él es Dios de las nuevas oportunidades, “sus misericordias son nuevas cada mañana” (Lam. 5:23) La Biblia nos muestra que Él está dispuesto a darnos nuevas oportunidades a pesar de nuestros errores. Podemos verlo en la historia de la mujer que fue encontrada en una falta moral (Juan 8:10-11) Él, siendo justo y libre de pecado podría haberla acusado y condenado, pero en lugar de eso le dio una nueva oportunidad para corregir su vida.
Podemos verlo cuando nuestro Señor Jesús después de haber resucitado buscó a Pedro a pesar de que él lo había negado tres veces (Juan 21:15-19) Nuestro Señor Jesús llegó donde estaba Pedro, Él le dio una nueva oportunidad así como lo había negado tres veces.
Es necesario dejar el pasado donde está, en el pasado, preparar el corazón y estar listo para lo nuevo que Dios va a hacer. En Isaías 43:18-19 dice: “No os acordéis de las cosas pasadas, ni traigáis a memoria las cosas antiguas. He aquí que yo hago cosa nueva; pronto saldrá a luz; ¿no la conoceréis? Otra vez abriré camino en el desierto, y ríos en la soledad” Que esa sea nuestra fe y esperanza, que los nuevos comienzos están ya tocando a la puerta para todos.
Estimado lector, crea en Dios, sea feliz en este mundo y un día vaya al cielo.
Reflexión Semanal