Reflexión semanal
Existe una palabra que parece que es clave en ciertas “temporadas de huracanes” en la vida por los que todos de alguna manera, tarde o tempranos pasamos por ellas, le llamamos “resiliencia”
En psicología, es la capacidad de afrontamiento y de superar los desafíos. Este término tiene su origen en la física y se define como la cantidad de presión que puede absorber un material cuando se le somete a una carga excesiva, pudiendo resistir altas presiones recobrando su forma original.
La resiliencia, es la capacidad del ser humano que le permite superar la adversidad y aprender de ella. Esta capacidad le permite a una persona contar con mayores recursos para afrontar el futuro, destacando las fortalezas por sobre las limitaciones.
Hoy más que nunca la vida está llena de desafíos. Enfrentar estos desafíos nos puede ayudar a descubrir los maravillosos recursos que Dios nos ha entregado para alcanzar el éxito y disfrutar de la vida. Una vida feliz y plena no depende de la ausencia de experiencias adversas, sino de cómo respondemos ante este tipo de situaciones y cuánto logramos crecer a través de ellas. Por eso la resiliencia es una característica clave en el camino hacia el éxito en cualquier área de la vida. Más que el entrenamiento o la capacitación adecuada, el conocimiento o la experiencia adquirida, la resiliencia es la que determinará el éxito, ya sea en un negocio, en el directorio de una empresa, en el deporte, en nuestras relaciones humanas o cualquier otro emprendimiento que el ser humano realiza.
La Biblia es nuestro mayor y mejor apoyo en momentos de adversidad; nos brinda consuelo, consejos y la corrección necesaria en los momentos precisos. En ella podemos encontrar numerosos ejemplos de Resiliencia: Abraham, el padre de la fe, esperó durante años por su hijo Isaac y recibió las promesas de parte de Dios Un segundo caso lo vemos en la historia de José, el joven que fue vendido como esclavo por sus hermanos y con el paso del tiempo llegó a ser muy poderoso como primer ministro de Egipto. Un tercer caso es Job, varón perfecto y temeroso de Dios, pasó por muchas pruebas, pero al final de ellas fue perfeccionado y Dios le restauró todas sus riquezas y le dio nuevos hijos (Job 42:10)
El apóstol Pablo cuando fue transformado de fariseo religioso a cristiano radical, fue golpeado, apedreado, criticado, encarcelado, pasó hambres, fríos, naufragios etc. y siempre se mantuvo firme (2 Corintios 11: 24-27)
Cuando tenemos a Dios en nuestra vida, Él nos entrega las herramientas necesarias para enfrentar cualquier desafío. Sólo debemos tener la determinación de buscar y crear una relación correcta, cercana y genuina con Dios, una relación que se vuelve íntima a través de la oración
El proceso resiliente es similar a la creación de una perla dentro de una ostra. Cuando un granito de arena entra en su interior, la ostra segrega nácar para defenderse, de manera que el pequeño grano de arena va recubriéndose poco a poco del nácar secretado. El resultado es la formación de una joya brillante y preciosa llamada “perla”
Es la fe en Jesús y en su obra en la cruz que nos otorga la victoria sobre cualquier circunstancia adversa, si aceptamos su regalo, pues no es nuestra fuerza, su gracia. (2 Cor. 12:9)
Estimado lector, crea en Dios, sea feliz en este mundo y un día vaya al cielo.